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Fútbol Sala Femenino | Selecciones

Suspendidos los tres amistosos entre España y Brasil

Otra humillación para el fútbol sala femenino.

Alejandro Alcázar

La suspensión de los tres partidos amistosos previstos entre las selecciones femeninas de España y Brasil es otra humillación para el fútbol sala femenino. La raíz hay que buscarla en la figura más siniestra del fútbol sala brasileño, Carlos Bentancourt, conocido como Carlinhos. Un personaje propenso a las ‘mordidas’ y cuya gestión se refleja en el bajón competitivo de la Selección Absoluta de Brasil, que pierde caché a medida que avanza el tiempo.

Se presentaba el nuevo desafío entre las dos potencias del fútbol sala mundial, pero en categoría femenina. Un enfrentamiento inédito que prometía espectáculo del bueno, porque las brasileñas representan la mejor expresión del deporte y, encima, con la presencia de las cámaras de televisión. Elche, Ciudad Real y Navalcarnero habían tirado la casa por la ventana para recibir tan excelso y desconocido evento, pero se quedaron con la miel en los labios.

El pasado lunes llegaba la notificación de que Brasil renunciaba a la gira por tierras españoles. La razón, que no tenía dinero para sufragar el avión hasta España, donde sí tenían asegurado toda la estancia por la ‘patilla’.

El problema lo volvió a provocar este siniestro personaje conocido como Carlinhos, y que estuvo a punto de abortar el torneo del Centenario también por problemas de avión. Eso sí, la organización de aquel torneo acabó corriendo con los gastos de una expedición brasileña que apareció con tantos directivos como deportistas y éstos sin Vander Carioca, al que Carlinhos no quiso pagar el desplazamiento en su convencimiento que como jugador del Playas de Castellón debía estar en España y no en Brasil, donde se encontraba de vacaciones de Semana Santa.

Cuando todo estaba confirmado para la gira por tierras españolas, Carlinhos acudió a la Federación Brasileña de Fútbol (CBF) para que corriera con los costos del viaje, pero se encontró con el no ya que la Brasileña de Fútbol Sala (CBFS) tiene autonomía de gestión. En una palabra, solicitó que un ente ajeno a su organización le pagara el desplazamiento.

La conclusión es que será España la que pague la mala gestión brasileña en un momento en el que el fútbol sala femenino español necesitaba un golpe de efecto de cara a sus mentores (Comité Nacional de la RFEF), que le niegan hasta una camiseta de la Selección para hacer un homenaje a una jugadora que sufrió un grave accidente y tuvo que dejar la práctica en activo.

Vamos, que en todos lados cuecen habas.