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Golf | Abierto de Madrid

Irlanda toma Madrid

Harrington se colocó líder tras la segunda jornada y su compatriota Des Smyth igualó el récord del campo con una tarjeta de 8 bajo par.

Actualizado a
<B>FELIZ</b>. El bogey en el último hoyo no le amargó el día a Harrington.
carlos martínez

Sólo faltó que por algún rincón del Club de Campo sonase de fondo cualquier tema de U2, porque ayer fue el día de los irlandeses en Madrid, con Padraig Harrington y Des Smyth en plan estelar.

El primero firmó una tarjeta de -5 y con un total de 11 bajo par se alzó al liderato de una clasificación provisional aún inconclusa en su segunda jornada. La niebla matinal retrasó el inicio del segundo día de competición en hora y media y quedaron algunos partidos pendientes para hoy por falta de luz, importantes para conocer cuántos jugadores pasarán definitivamente el corte. Y en cuanto a Smyth, se puso tercero, a un impacto de su compatriota, con un fabuloso recorrido en el que igualó el récord del campo (-8). El veterano jugador despachó sus primeros nueve hoyos con ¡siete birdies y dos pares! Algo increíble, incluso para él: "No recuerdo haber hecho antes los primeros nueve hoyos en menos de treinta golpes. Y eso es algo de lo que me acordaría seguro".

Quedan todavía dos jornadas, pero de lo que no hay duda es que, de momento, Irlanda ha conquistado Madrid. Y eso no es algo nuevo porque el Irish Power (Poder Irlandés) viene dándose frecuentemente en las últimas ediciones del torneo. A excepción del surafricano Retief Goosen, ganador en 2001, los tres vencedores anteriores procedían de ese mismo país. Harrington ganó aquí en 2000, Smyth lo hizo en el 93 y David Feherty hizo lo propio en el 92.

"Madrid tiene algo especial para los irlandeses. Somos muchos los que hemos ganado aquí", dijo Harrington. Y Smyth sentenció: "Me encanta Madrid". Cómo no. Ambos están ahora en una posición idónea para sumar su segunda victoria madrileña.

Reponerse a la adversidad

Harrington acabó el día con "un bogey tonto". Los que han jugado al golf saben que un buen final alivia, pero uno malo pica mucho. "Se me ha ido un poco la cabeza al final. Mi mente iba más acelerada y pensaba que tenía hambre. Intentaré olvidarlo rápido, aunque no es algo fácil", aseguró Padraig. En cuanto a sus sensaciones tras la victoria en la Ryder Cup, dijo: "Aprendí más de la derrota en Brookline que de la victoria en Belfry, aunque esto fue una gran experiencia".