Gaspart: sin Liga, sin Champions y sin nada

Copa de Catalunya | Terrassa 1 - Barcelona 1

Gaspart: sin Liga, sin Champions y sin nada

Gaspart: sin Liga, sin Champions y sin nada

jordi alemany

Un gran Terrassa doblegó al Barcelona desde el punto de penalti.

Hace dieciséis años que el barcelonismo se iba a dormir con la mayor decepción de su historia. Se dejó en Sevilla, ante cerca de 60.000 culés, la Copa de Europa. Ésta fue a parar a las vitrinas del Steaua de Bucarest, que se impuso en la tanda de penatis. Ayer sucedió lo mismo. No era la Champions League, aunque sí el único título al que se podía coger Joan Gaspart para no ridiculidar más su segundo proyecto. La verdad, todo sea dicho, es que el Terrassa jugó más y mejor que los hombres de Carles Rexach. Es más, les dieron un baño. Y el baño no fue por la tormenta que acompañó durante todo el partido a los jugadores y espectadores que vieron el partido in situ. Simplemente, el Terrassa parecía el equipo de Primera y que el Barcelona estaba reservando fuerzas para jugar la promoción de ascenso a Segunda División.

Pese a que la primera media hora del partido fue de claro color azulgrana, el Barça desapareció después de que Xavi marcara el único gol culé, después de ejecutar, de forma magistral, un lanzamiento de falta.

A partir de ese momento, el Terrassa se puso las pilas y comenzó a mover el esférico con muchísimo criterio. En todo momento, los jugadores egarenses quisieron sacar el balón desde atrás. Ninguno de los once jugadores rojillos elegía la opción del patadón para comenzar una jugada de ataque. Sabían perfectamente que el Barcelona era superior técnicamente, aunque no tácticamente.

Brasileños

Un dato que valora el nivel del Barça en la noche de ayer: los hombres que más destacaron en el Barça fueron Fabio Rochemback y Geovanni. Eso resume todo lo que fue el Barça. Los dos, negados toda la temporada, y con un nivel que deja mucho que desear hasta para jugar en Segunda, fueron los encargados de poner en peligro a Morales, aunque sus intentos fueron siempre nulos.

Visto que el Barcelona no quería jugar a nada, Álvarez puso en liza a sus mejores hombres, que veían el partido desde el banquillo. El efecto no tardó en dar sus resultados. Hizo un cuádruple cambio que colocó al Terrassa en la élite del fútbol catalán y al Barça, como viene siendo costumbre, en el rídiculo más triste del curso.