Amato se enfrenta al mejor de 2002

Se les nota en la mirada que han dado la campanada. La quinielas de agosto no cedían un duro por el Betis de Juande y el Valladolid de Moré, dos equipos predestinados a la lucha barriobajera, a pegarse con los de abajo y sufrir con los de arriba. Pero la campaña está madura y, por hache o por be, ambos están más pendientes de Europa que de lo que pase en los puestos de descenso.

Les ocurre a los verdiblancos, revelación recién ascendida y uno de los equipos que más piropos han aglutinado en estas 23 jornadas. Un bloque compacto, repleto de individualidades preciosas como las de Denilson, Joaquín y Capi, pero romo, lleno de imprecisiones arriba. Tiene roto a su mejor delantero (Casas lleva lesionado varios meses), a la alternativa entre algodones (Joao Tomás, que no ha convencido a nadie, arrastra problemas musculares) y a su tercer ariete, Amato, en el ojo del huracán. Gaby lleva sólo un gol, y de penalti como el que falló ante Casillas el pasado domingo. Lopera, que no ha aprovechado enero para fichar, sigue confiando en el argentino.

Pero que no se confíe mucho. Enfrente del Betis, un Valladolid que ha aprovechado esta Liga de oportunistas para ponerse a tiro de piedra los puestos europeos. Es el mejor de 2002, con tres victorias y un empate, diez puntos en total. Los ex madridistas Fernando (8) y Tote (6) ponen el gol blanquivioleta y Caminero, reciclado y joven como libre, la seguridad defensiva que tanto había echado de menos el año pasado Ricardo, el portero más goleado (34) de Primera División... Y la única esperanza prepartido que le queda a un Amato gafado.