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"Badre bía", el derby

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"¡Ay cómo vieneeeee, ay cómo viene!". La que pronuncia la frase lleva batín, moño y unas protuberantes ojeras. El que la escucha tiene canas, el pantalón mal abrochado y una tajá como un piano. ¿Les suena? Es la típica bronca de mujer a marido borracho, tres o cuatro de la mañana. Algo muy sevillano. Como algo muy loperista es trincar in fraganti a los jugadores la noche de Halloween y formar un lío gordo, muy gordo...

La bronca marital no sale de los muros, en todo caso de la vecindad propia, pero la redada de Lopera ha provocado el divorcio de la afición y el miedo de unos jugadores que salen (salieron y, quizá por ello perdieron, ante el Zaragoza) al campo más intimidados que el bombero torero delante de un miura. Como diría un conocido periodista sevillano, Badre bía.

Los tirones de orejas son buenos, incluso necesarios, pero las broncas, como la ropa sucia, hay que lavarlas en casa. Porque no sólo hay perjuicios internos (léase de nuevo, divorcio entre afición y equipo) si no que llegan los rumores, las risas y, si el vecino es muy vecino (y sevillano), el cashondeo... Y qué vecino, qué cashondeo. Todos afirman, con razón, que una victoria el sábado podría recomponer el matrimonio en el Betis... Pero Halloween pasaría a ser la casa de la pradera si hay una derrota en el Sánchez Pizjuán. Y dice Benjamín que tiene miedo ahora...