Lo llamó "Er Beti"

Llámenlo El Betis para lo serio, lo trascendente, lo que no ocurre todos los días. Llámenlo er Beti, su nombre natural, para el cashondeo, la grasia, la mala zuerte en el último minuto de partido y los anuncios de dimisión de Lopera. ¿Alguien se creía, de verdad, que Donmanué iba a dejar de ser presidente del Betis? Yo no, y la prueba ha sido doble: no sólo no dimite, sino que pasa a serlo a perpetuidad.

Lo supe en el mismo momento en que lo dijo y por cómo lo dijo, pataleta en su voz y lágrimas en sus ojos, cuando Er Beti volvió a Primera el pasado junio. Harto de sufrir más que un monaguillo en Rusia, cansado como un borrico en un concierto y con unas ojeras como las bolas que tienen pisadas los leones de Las Cortes, Donmanué se atrevió a decir: "He perdío quinse kilo. Estoy muriendo por er Beti. Lo deho". Fijarse bien: ¡Lo llamó Er Beti!

Lo llamó Er Beti, no el Betis, y en aquel mismo momento yo supe que no era verdad, que no se iría. Que era una mezcla de cashondeo sevillano, aires de grandeza y pan de todos los días. Porque, igual que todos, Donmanué tiene virtudes y defectos y... ¿Qué prefieren, un dirigente como Lopera o una rata de despacho, callada, sosa y sin grasia ninguna? Busquen, comparen y si encuentran otro mejor presidente der Beti que Lopera, pónganlo. Será difícil, palabra der shico Espina.