Ciclismo | Vuelta a España
Van como motos
Millar gana una etapa descontrolada. Botero recupera un minuto y vuelve a meterse en la pelea. La crono de hoy puede dar otro vuelco a la general
La Vuelta es una coctelera. No hay quien se eche la siesta. Lástima de tiempos turbulentos que dejan a media luz el espectáculo. Porque a Enrique Franco sólo le ha faltado contratar a Claudia Schiffer para repartir las bolsas de avituallamiento. Y poner chinchetas en las carreteras y dragones en las montañas.
Cada etapa esconde una trampa y el camino de Cangas a Torrelavega fue una sucesión de ataques con el cuchillo entre los dientes. Emoción y leña. Cuatro puertos en los últimos kilómetros. Y no habrá descanso: hoy contrarreloj picuda; mañana, La Demanda.
La jornada de ayer salió como una carrera de galgos. Por delante, Ludewig, del Saeco, y Laguna, del Relax, el equipo menos relajado del pelotón. Por cierto, viva los pobres.
En la retaguardia, Kelme marcaba el paso y Mapei tiraba de fusta para deshacerse de Zabel y dejarle el sprint en bandeja a Freire, que llegaba a casa. Quien pintaba algo se dejaba ver por la cabeza, Chava, Mercado. Qué cambio; a los del ibanesto les sale un destello de los dientes cada vez que sonríen. Unzué se viene arriba.
En el último puerto, Mapei logró descolgar a Zabel, que perdía más de un minuto. Era una estrategia equivocada, porque la única oportunidad que tenía Freire de llegar en grupo y luchar por la victoria era que Zabel y sus esbirros le ayudaran a controlar los ataques. Hay más gloria en superar al alemán en la línea y lanzarle un beso al de la foto-finish. Además, no hay un solo corredor que merezca el miedo de Freire.
Y en pleno descontrol se marcharon siete ciclistas, con Millar, Botero, Cuesta, Zarrabeitia y Luis Pérez, entre lo más florido. Carreteras como las de Cantabria, Asturias o el País Vasco, invitan a ser ciclista, a montar en bicicleta. Parecen un scalextric del Tour de Francia.
La selección natural hizo de las suyas y se quedaron solos Millar y Botero. Pero en plan bonito, lanzados, como alma que lleva el diablo.
Viendo a Millar (24 años) uno piensa que quizá esconda un campeón de grandes vueltas, como anuncian los futurólogos ciclistas. Nunca se sabe; después de la transformación de Jalabert ya no sorprende que un pony gane el Grand National.
En la meta, el británico nacido en Malta fue el más rápido y se impuso a Botero, tristón, pero otra vez en la pelea por ganar la Vuelta. Y no deliro.
La contrarreloj de hoy, también en Torrelavega, volverá a meter en la batidora a todos los favoritos. A la ONCE, que de momento no aparece, se la espera. Habrá que ver el rendimiento de Sevilla en su único punto débil, el juego que da Beloki en su punto fuerte. Y Heras. Hay quien dice que habrá más diferencias que en los Lagos.
Queda un mundo
Pero que nadie olvide que el libro de ruta de esta Vuelta a España parece escrito por Stephen King. Quien no calcule sus fuerzas hará chof. Aún quedan Andorra, una cronoescalada, Aitana, Abantos y la crono de Madrid. Como se entere Marco Pantani (ayer perdió 16 minutos) se escapa en un carromato disfrazado de mujer barbuda. Si es que es mejor que no vengan.