JUEGOS OLÍMPICOS
Pekín aventaja a París en el sprint
Los mandarines de la Ciudad Prohibida no apartan la vista de la Plaza Roja, donde a pesar de todo el mesías responde por Zinedine Zidane. Osaka, París, Toronto, Pekín y Estambul ya han comenzado la cuenta atrás de la elección de la ciudad que organizará los Juegos de 2008.
Una campaña valorada en 20.000 millones de dólares (más de un billón de pesetas) debe borrar las sombras de las 1.800 penas de muerte (desde principios de año) y los cientos de abusos cometidos en la República Popular de China.
En Moscú, nadie cree en las lágrimas, pero casi todos piensan que los Juegos de 2008 se celebrarán en Pekín.
Las autoridades chinas han tomado todas las medidas posibles: a los seres humanos pequineses se les ha enseñado a decir gracias (thank you) en inglés, se les ha aleccionado para que utilicen pañuelos y no servilletas de papel, y en los recorridos olímpicos se ha trabajado a fondo para preservar el hábitat de especies como la salamandra gigante, en peligro de extinción.
Además, los despachos han echado humo para convencer al Gobierno de EE UU de las bondades chinas. El general Colin Powell visitará Pekín a fin de mes para sellar la nueva alianza.
Sin embargo, los correos electrónicos, los faxes y las manifestaciones asedian la decisión de los 119 miembros del COI, que abrieron ayer su 112 sesión en el teatro Bolshoi. Rusos y americanos coinciden en que "darle los Juegos a China es hacer lo mismo que se hizo con la Alemania de Hitler en 1936". Sólo París y su mesías, Zidane, pueden oponerse al empuje del tigre chino, apoyado por 1.700 millones de habitantes y un mercado televisivo descomunal.
Toronto, Estambul y Osaka no cuentan en esta carrera que hoy llega a la meta junto a la Plaza Roja.
Adiós de Samaranch
El otro gran asunto que se debate en Moscú es el de la sucesión. En su 81 cumpleaños Juan Antonio Samaranch dejará la presidencia del COI el próximo lunes. Dos candidatos, el canadiense Richard Pound y el belga Jacques Rogge, destacan como herederos, pero los votos que suelte el coreano Unyong Kim pueden cambiarlo todo.
Las candidaturas se han rodeado de famosos. Así, legendarios campeones como Jean Claude Killy y Guy Drut, con Zidane, escoltan a París. El campeón de halterofilia Suleymanoglu se vuelca con Estambul. Los chinos aparecen con sus pívots gigantes, Wang Zhi-Zhi y Yao Ming. Maurice Greene, plusmarquista de 100 metros, ha firmado por Osaka, y Toronto exhibe el apoyo de los campeones olímpicos canadienses: sólo les falta Ben Johnson.