Unos Juegos sin Mireia, 20 años después: “Tengo el tendón roto”
La mejor nadadora española de siempre, titular de cuatro de las ocho medallas olímpicas que tiene España, ha intentado llegar en vano a París. “Ahora manda el hombro”, dice sobre el futuro.
Dos meritorios quintos puestos, diplomas olímpicos de sendas grandes como Erika Villaecija y Nina Zhivanevskaya, fue el mayor botín que la natación española se llevó de los Juegos de Atenas 2004, los últimos hasta la fecha sin Mireia Belmonte. La badalonesa, omnipresente en cuatro citas olímpicas –Pekín 2008, Londres 2012, Rio 2016 y Tokio 2020– esta vez no ha podido obrar el milagro del anterior ciclo y no estará en París. Lo ha intentado en los Trials en 200 y 400 estilos, y en 400 libres, pero sus ya prácticamente crónicos problemas físicos han dejado a la natación española sin su indiscutible reina.
Se abre una nueva era olímpica para España en los Juegos, sin la poseedora de la mitad de las medallas que se han conseguido en toda la historia olímpica, cuatro de ocho. Un dato impresionante. Más aún si se enumeran: el oro en los 200 mariposa de Rio 2016, las platas en 200 mariposa y 800 libres de Londres 2012 y el bronce en 400 estilos también hace ocho años. Igualmente espectacular, o más si cabe, fue su cuarto puesto en los 400 estilos de Tokio 2020, el 25 de julio de 2021, cuando apenas unas semanas antes parecía condenada a quedarse en casa por esas molestias ascendentes en el hombro que en este último ciclo la dejaron hasta un año sin poder entrenar más que los pies. Y hasta hace dos meses sin poder completar entrenamientos normales.
Ya no podrá Mireia soñar con igualar con cinco medallas olímpicas a David Cal y a Saúl Craviotto, quien fuera su ‘partenaire’ como abanderados del equipo español en Tokio. Pero sí podrá seguir alardeando de 44 podios entre Juegos, Mundiales (16) y Europeos (24), mientras esta misma semana en los Trials de Palma de Mallorca seguía agrandando su medallero sin fin en campeonatos de España.
¿Y ahora qué? Eso sólo lo sabe y sólo puede decidirlo Mireia. Se ha ganado el derecho como nadie en el panorama deportivo nacional y como pocos en el internacional. Este mismo sábado, en declaraciones a la Cadena SER a pie de piscina, no sólo calificaba de “milagro” la oportunidad perdida de alcanzar las mínimas olímpicas, sino que preguntada por Los Ángeles 2028 (tendrá 37 años) se mostraba más que dubitativa: “Me queda lejos. Todavía no sé qué voy a hacer”.
Y, aunque añadía que “el año que viene hay Mundial en Singapur, así que veremos”, sentenciaba: “Siempre hay Mireia para rato, pero en este caso es el hombro el que manda, hay que hacerle caso. Es una lesión que no se puede recuperar, porque tengo más del 50 por ciento del tendón roto, no es como curar un hueso, no se puede hacer mucha cosa”.
Su fichaje el pasado otoño por el Club Natació Barcelona, pensado para mantenerse durante y después de la etapa meramente activa, su vinculación con la natación de base con la creación del Open que lleva su nombre y su innegable tirón comercial pueden procurarle un futuro el día que decida colgar el bañador. Y, mientras tanto, habrá que aprovechar y seguir disfrutando de la reina, aunque no pueda ser en estos Juegos.
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