Un cohete hacia el oro
Carlos Alcaraz pasa por encima de Felix Auger-Aliassime, se asegura la plata y jugará por ser campeón olímpico el domingo contra el ganador del Djokovic-Musetti.
Carlos Alcaraz ya está donde quería: a las puertas de colgarse un oro olímpico. Lo que no pudo ser en el dobles junto a Rafa Nadal, lo logró derrotando a Felix Auger-Aliassime, con mucha solvencia, por 6-1 y 6-1 en 1h:16 para asegurarse ya la plata. Con los vientos de oro que soplaban desde Marsella, y que traían los ecos del triunfo de Diego Botín y Florian Trittel en vela y el subidón de las cuatro medallas del jueves, el chaval de 21 años se adueñó de la que ya es su pista, la Chatrier, para citarse con Novak Djokovic o Lorenzo Musetti, que jugarán hoy a las 19:00 horas. La final será el domingo. Con 48 preciosas horas de descanso.
Alcaraz se montó en un cohete en el primer set frente al canadiense, eterna promesa que a sus 23 años y como 19º del mundo luce cinco títulos en su palmarés. El actual campeón de Roland Garros y Wimbledon se sacudió el cansancio que mostró en cuartos frente a Tommy Paul para, en un ambiente más fresco que los días previos, lograr tres breaks en el primer parcial, perdiendo sólo cinco puntos al saque, tirando drives a la velocidad que sólo él imprime ahora mismo y reinando en la red (6/6). Ante eso, Aliassime, que fuera pupilo de Toni Nadal y llegó a la final de Madrid en mayo, sólo podía mirar.
El canadiense lucía un 3-3 en el cara a cara con el español, pero engañoso. Los tres últimos choques habían caído del lado del murciano, el más reciente en octavos de Roland Garros hace nada en tres sets (6-3, 6-3 y 6-1). Es Auger-Alassime un tenista bueno, pero sin la fuerza mental que distingue a los elegidos. A Alcaraz, por ejemplo, que se dedicó a repartir mandobles como si fuese ‘El Profeta’ Reyes Pla en el ring de Villepinte, llevando de lado a lado, y del fondo a la red, a su rival.
Aliassime había tenido el jueves un día duro, en individual y dobles mixto. Con 2-1 en la segunda manga, el público comenzó a animar al canadiense, porque entendió que se iba... Y se fue. Doble falta para break del español, que se ponía 3-1 y accionaba la segunda unidad de potencia de su cohete para acabar cuanto antes. Logró otro break para ponerse 5-1 y saque y cerró sin ninguna duda. Sin ofrecer ni una sola oportunidad de quiebre a su rival, que se disparó hasta los 23 errores no forzados. En su mejor partido en París, donde aún no ha cedido un set. Un animal, ahora sí, desatado. “Que se preparen (los españoles) para el espectáculo que voy a dar. Voy a darles lo que quieren, que es el oro”, se atrevió a profetizar, lanzado, a pie de pista.
El tenis, un tradicional vivero de medallas para España, se asegura ya la número 14. Pero sólo dos han sido doradas: la de Nadal en Pekín 2008 y la que también logró Rafa junto a Marc López en Río 2016. Tenía que ser Alcaraz, el heredero, el que se pusiera a la cola para lograr el tercero.