Rahm huele a oro: a 18 hoyos del triunfo olímpico
El español completa otra sensacional jornada de -5 para -14 y es colíder junto con Schauffele a falta de la ronda final. España acaricia la primera medalla en golf de la historia.
En el primer día del torneo de golf en los Juegos Olímpicos ya se vio que Jon Rahm podía estar entre los mejores. En el segundo, se corroboró que el de Barrika estaría en la lucha por las medallas. Y en la tercera jornada, disputada este sábado, Rahmbo dio un paso más y se fue lanzado a por el oro, no a por un metal cualquiera. El español completó en Le Golf National su tercera ronda consecutiva bajo par y disparó 66 golpes, cinco bajo par de un recorrido francés que cada vez domina mejor, para un total de -14 que le vale a Jon para ser colíder a falta de 18 hoyos que le pueden deparar la gloria olímpica. Su principal rival este domingo por ocupar lo más alto del podio es el todopoderoso Xander Schauffele, vigente campeón de la prueba y ganador de dos majors este año, también con -14.
Da la sensación de que en la última ronda del British Open, hace un par de semanas en Royal Troon, a Rahm se le activó su clásico instinto asesino que tanto estaba echando de menos este año. Y desde entonces el vizcaíno ha encadenado exhibición tras exhibición. Hace seis días, en el LIV Reino Unido se apuntó su primer triunfo del curso, y en Le Golf National, muy cerca de Versalles, Jon continúa con su superlativa dinámica. Incluso cuando no consigue sacar su mejor juego, como en los hoyos finales de este sábado o en un inicio más discreto en comparación con su deliciosa vuelta de ayer, el ganador de dos grandes es capaz de inventarse birdies de la nada.
Pero la mayor virtud de Rahm estos días es que esos baches están durando nada, un par de hoyos como mucho, y que los errores no son mayúsculos. De hecho, el único mal sabor de boca que se puede llevar el vasco tras la jornada de hoy es por haber perdonado un par de ocasiones que le podrían haber destacado mucho más en la lucha por el oro. “Cada día un poco mejor, estoy muy cómodo en el campo. He disfrutado muchísimo estos tres días, he jugado muy bien al golf y me he dado muy buenas oportunidades. Estamos ahí arriba, pero no puedes tener un día mediocre y hacer par o uno bajo par, eso no te lo van a dar, hay que ir a ganarlo. Me he ganado la oportunidad, me he dado una oportunidad y mañana hay que rematar jugando igual de bien que lo he hecho hasta ahora”, analizó Jon tras su vuelta.
La desventaja de dos golpes con la que partía el español con respecto al trío de cabeza, compuesto por Tommy Fleetwood, Xander Schauffele y Hideki Matsuyama, desapareció enseguida. En parte colaboraron los hombres de arriba, pues Schauffele cometió un bogey al 2 con un fallo inexplicable de menos de un metro y Matsuyama tuvo un muy discreto día (par para -11), y también puso Rahm mucho de su parte: birdie al 3 después de un gran chip y birdie al 4 con un tremendo putt de siete metros. Carburó Jon en los greenes, su principal debe en estos Juegos Olímpicos tras dos jornadas en los que la estadística de golpes ganados con el putt era negativa, y esta vez no se lamentó tanto como en el día previo. Prácticamente perfecto de tee a green (12 calles cogidas y 17 greenes en regulación), la principal clave en Le Golf National, el León de Barrika volvió a descontar en el 7 con un gran dardo, aunque el hoyo 8 se confirmó como su talón de Aquiles esta semana, pues cometió su tercer bogey ahí con un tripateo.
Un putt antológico como broche final
Volvió a sonreír el español con un birdie al 9, y desde entonces ya se colocó en puestos de medalla, de oro en numerosas ocasiones. En el 13, enchufó un putt de seis metros para birdie y se dio una gran opción de eagle en el 14, pero el fallo de un intento de menos de tres metros casi le supo a bogey, aunque fue realmente otro birdie, porque habría sido un golpe sobre la mesa demasiado importante. Fue el único momento en el que se desestabilizó un poco Jon, ya que en el 15 tripateó para bogey. Pero salió del bache, esos que antes se comentaba que le están durando muy poco, con un estratosférico tubo en el 17: putt de 12 metros que entró por todo el centro para birdie, el más largo que metió cualquier jugador durante la jornada.
Broche perfecto a otro sensacional día, en el que Rahm hizo todo lo que tenía que hacer. Fue, de los de arriba, el que menos acusó la presión. Schauffele, pletórico en sus dos primeras vueltas, estuvo menos fino que lo que venía mostrando en los últimos meses, aunque el ser una máquina de coger calles y greenes, y un eagle vital en el 14 permitió al estadounidense sobrevivir a su versión más humana (-3 para -14). Al británico Fleetwood le costó más de lo esperado darse oportunidades de birdie, pero escapó de problemas y tendrá mucho que decir en la última vuelta (-2 para -13), y por detrás hay numerosos invitados de última hora a la fiesta de las medallas: el danés Nicolai Hojgaard entregó una tarjeta de otro planeta, -9 para -11 (sus 62 golpes igualan el récord de Le Golf National), y en -10 aparecen las dos grandes estrellas de la competición, Scottie Scheffler y Rory McIlroy. Ellos tendrán que remar un poco más mañana, porque el que está en la pole por el oro, con permiso de Xander, es un Jon Rahm que acaricia y tiene en su mano dar a España la primera medalla en golf en la historia de los Juegos Olímpicos. Esto será tarea exclusiva del de Barrika, porque David Puig, con -1 para -5, parece ya descartado para entrar en el top-3. El león ruge y está a 18 hoyos de la gloria.
Medallero de los Juegos Olímpicos