Niko y la revancha del judo
Fran Garrigós y el bicampeón mundial lideran un equipo que debería romper una sequía de 24 años, desde Sídney 2000. Primeras opciones de medalla.
El judo (del 27 de julio al 3 de agosto) llega con deseo de revanchas. Colectiva y personales. Desde Sídney 2000 está en barbecho, sin medallas pero con siete quintos puestos. Con muchas decepciones. Como la de Fran Garrigós (-60 kg), 17º en Río y noveno en Tokio, pero que en 2021 fue bronce y en 2023 oro mundial y pretende abrir el sábado 27 (medallas desde las 17:49) la lata. O la de Niko Sherazadishvili, que llegó a Tokio con la vitola de un doble campeonato mundial en -90 kg y número uno del ranking y se marchó llorando. Hundido tras un día nefasto.
Los dos, alumnos del Dojo de Quino Ruiz en Brunete que ha clasificado a cinco judocas, pretenden romper la sequía. Niko, llegado de Georgia a Madrid con 13 años (ahora tiene 28), con una historia de superación detrás que merece premio el jueves 1, (medallas desde las 17:18). Tras el “palo durísimo” en Japón, decidió subir a los -100 kg para no pasar más hambre y en diciembre del 2022 se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha. “Tuve que parar ocho meses y, aunque sea paradójico decirlo, me vino bien. Me exigía mucho y desconecté. No llegaba a disfrutar de los resultados”, reflexiona.
Pero la vuelta no fue sencilla. “Inconscientemente, protegía la rodilla y tuve dudas, porque entrenaba muchísimo y no llegaban los resultados”. Pero vino un bronce en el Europeo, en noviembre del año pasado, y por fin en 2024 la explosión: cuatro competiciones y cuatro medallas, con un bronce mundial, la plata en Grand Slam de París, el oro en el de Tbilisi...
“Creo que soy un Niko nuevo y lo vamos a ver en París. Siento que he mejorado, he madurado, tengo más experiencia y de todas las derrotas he aprendido”, anuncia. Porque esas derrotas le han servido “para estudiar a todos los rivales y sé que la próxima vez será peor para ellos”. Por ejemplo, en París sólo le frenó el campeón olímpico, el japonés Aaron Wolf y ya le ha tomado la matrícula.
Está Niko, octavo del ranking, convencido de que apostando por el judo no se perderá dinero. ¿Y qué tiene su gimnasio para meter a cinco judocas de nueve en el equipo? “A Quino Ruiz, él es el secreto. El que nos aporta la pasión por el judo dentro y fuera del tatami y es padre, amigo, hermano...”, dice sobre el técnico, un manojo de nervios hipercompetitivo que fue subcampeón mundial en 1991. Además de Niko, en París están Garrigós, David García Torné, Laura Martínez y Cristina Cabañas. Todos, con ánimo de revancha.