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NATACIÓN | PARÍS 2024

Milak desmonta todas las teorías, salvo la de la conspiración

El campeón en Tokio, tras estar a priori casi un año sin entrenarse, reaparece con cinco oros y tres mínimas olímpicas. “Es un genio, quizá más que Phelps”, alucinan y recelan en Hungría.

Kristof Milak.
Clive Rose

No es un nadador, no es un avión, es Kristof Milak. Así se podría sintetizar el asombroso e insólito retorno del campeón olímpico, por quien hasta hace unos días sufrían no sólo en su círculo más cercano, ni en Hungría, sino en todo el planeta acuático. “Está trabajando a un ritmo menor que el resto”, aseguraba Balazs Virth, su entrenador, la semana pasada. Y era lo lógico. Sobre el papel, y de ahí la creciente inquietud, Milak se había borrado del mapa desde el Campeonato Nacional de abril de 2023. No había vuelto a competir, ni teóricamente a entrenar, hasta hace cosa de un mes en Tenerife. Y, de repente, el magiar no sólo reaparece sino que lo hace en ese mismo campeonato con cinco oros y hasta tres mínimas olímpicas. Lo nunca visto.

El primer plato del asombro se sirvió el martes, en el estreno del campeonato, cuando ya se proclamó como quien va a la compra ganador de los 100 metros libre, con 48.38, a sólo cuatro centésimas de la mínima olímpica, y en todo momento por delante de Nandor Nemeth. Acaparaba la atención su afeitado entre las series matinales y la final vespertina, pero sobre todo la peineta que dedicó a los fotógrafos y su silencio al pasar por la zona mixta del Duna Arena, una escena que se fue prolongando los días siguientes.

Pelea con Marchand y ‘oro’ mundial

Porque su dominio pasó a ser insultante en un miércoles de gloria. En los 200 mariposa, la prueba que le valió el oro en Tokio 2020, no sólo rebajó con 1:54.90 sobradamente la mínima olímpica (como ya había logrado en 2023), situada en 1:55.78, sino que con ese tiempo habría sido quinto en los últimos Juegos, por delante de Chad Le Clos. Así que ya prevén los suyos una batalla con Tomoru Honda, reciente campeón en Doha, e incluso con Léon Marchand. Y ese mismo día, en los 50 metros libre, no sólo rebajó también en siete centésimas la mínima para ir a París, ya que marcó 21.89, sino que registró su mejor marca personal, que hasta ahora se situaba en 22.06.

Más comedido, aunque en realidad volvió a ser un ciclón, se mostró Milak en la jornada del jueves, pues se colgó el oro en los 200 libre, con 1:48.15, a casi dos segundos del tiempo requerido para ir a los Juegos, y se tuvo que ‘conformar’ con la plata en los 50 mariposa, con 23.44, aunque el dato tiene truco: Szebasztián Szabo, al que plantó cara hasta los últimos metros y que ganó con 23.32, lleva ganada esta prueba en el campeonato magiar siempre desde 2019.

Y el colofón llegaba este viernes, en la última sesión de la competición, cuando volvía a subirse al cajón más alto del podio en la final de los 100 mariposa, con un brutal tiempo de 50.99, que le servirían sobradamente para acceder a los Juegos (la mínima está en 51.67) y con los que más de un segundo y medio (52.53) a su perseguidor, el austríaco Simon Bucher, reciente plata en los Mundiales de Doha. En esa cita, de hecho, Milak se habría proclamado campeón con ese tiempo por delante de Diogo Ribeiro (51.17).

“No es un paso atrás”, avisó

No estoy en el nivel físico o mental para competir contra los mejores nadadores del mundo”, alegó Milak a inicios del pasado verano, cuando anunció que no comparecería en los Mundiales de Fukuoka, del mes de julio. Tampoco reapareció, como se especulaba, en la prueba de la Copa del Mundo que debía celebrarse en Budapest, en octubre. Fue entonces cuando Virth, su entrenador, desveló que llevaba medio año sin entrenar y que ya iba tarde para empezar a preparar los Juegos. Más tarde, añadiría que se le agotaba la paciencia. Porque el nadador tampoco acudió a los Mundiales de Doha, en febrero.

Hace dos meses, tras medio año de silencio y creciente impaciencia en el entorno de la federación magiar y de la natación mundial, se pronunció Milak a través de un comunicado de prensa. “Espero volver a motivar a la gente y lograr que tomen conciencia de que tomarse un descanso de la competición no es un paso atrás sino parte del éxito”, avisó, sin que nadie pudiera intuir en ese mensaje un retorno tan pletórico como el que ha acabado protagonizando.

Sobre el papel, su única preparación se remonta a una concentración que le ocupó casi todo el mes de marzo en Tenerife junto a los otros pupilos de Balazs Virth y algunos nadadores del equipo nacional húngaro que también se entrenaban para el campeonato estatal. Pero es materialmente imposible que en ese espacio de tiempo haya llegado tan lejos.

¿Se entrenó a escondidas en Brisbane?

En Hungría, algunos se toman con humor ese gato encerrado. “Arrojemos a la hoguera o a la papelera los libros de teoría del entrenamiento escritos con la base de siglos de experiencia. Milak es un genio especial, de esos que sólo aparecen una vez cada 100 años. Quizá incluso más genio que Michael Phelps, ya que el 23 veces campeón olímpico logró sus irrepetibles resultados no sin entrenamiento, sino con uno muy duro”, escribe Index, uno de los medios de comunicación de referencia del país centroeuropeo.

La prueba de que sin preparación no hay marcas la tiene en su compatriota Katinka Hosszu, que fue madre en agosto del año pasado, retomó la actividad en diciembre y que pese a tener también los Juegos entre ceja y ceja, en este mismo campeonato estatal no ha logrado subirse a ningún podio. Fue cuarta en los 200 metros estilos (2:15.50), especialidad en la que aún ostenta el récord del mundo, quinta en 400 estilos (4:47.62) y se tuvo que conformar con la octava plaza en la final de los 100 mariposa (1:02.68). Los milagros no existen.

Pero es que las sospechas van incluso más allá. Esta semana se destapaba la teoría de la conspiración, al rumorearse que Milak habría sido visto entre septiembre y octubre del año pasado en el St Peters, Western Swim Club de Brisbane, Australia, a las órdenes del mismísimo Dean Boxall, el excéntrico entrenador de figuras de talla mundial como las ‘aussies’ Ariarne Titmus, Mollie O’Callaghan o Shayna Jack. De ser cierto, al menos habría una explicación para esa estratosférica reaparición. Se quedaron con las ganas de preguntarle, ya que prometió atender a la prensa el viernes pero se marchó sin hablar. De seguir así, hay Juegos para el ‘desaparecido’ Kristof Milak.

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