Mijaín López, el Hércules de los Juegos: quinto oro
El cubano supera a Michael Phelps, Carl Lewis... quinto oro en una misma prueba, en los 130 kilos de grecorromana y leyenda del deporte.
Al Hércules de los Juegos, y de la historia olímpica, le apodan ‘El Niño’. Aunque también le llaman ‘El Terrible’. Bonhomía y fuerza a la vez. Los dos cuadran con la montaña humana que es Mijaín López, el hombre que hoy logró su quinta medalla de oro en lucha grecorromana, en los 130 kg. El cubano de Herradura, en la región de Pinar del Río, desempató así con los nadadores Michael Phels y Katie Ledecky, el atleta Carl Lewis, el regatista danés Paul Elvstron, la luchadora japonesa Icho Kaori, que ganaron cuatro oros en la misma prueba en los Juegos. Cuba, la lucha y López ya tienen un sitio en la historia de los aros.
El combate de López fue contra el chileno de origen cubano Yasmani Acosta, al que derrotó por un aplastante 6-0 en un rendido Arena Champs de Mars. Un repaso digno de la altura del campeón, que en ningún momento vio peligrar su hazaña. Pero fue también un combate contra el tiempo y la biología, la que dictaba que nadie podría durar, y reinar, tanto en una especialidad tan exigente, presente desde los primeros Juegos modernos, los de Atenas 1896, y que aún nos se ha abierto a las mujeres. Presas, proyecciones, agarres... Y hasta cuatro hernias discales en el cuerpo maltratado del ídolo de Cuba, que cumplirá 42 años en un par de semanas.
“Sé que en Cuba todos estarán delante del televisor y sólo queda un paso, bailar un poco más. Cuando he prometido algo, siempre lo he cumplido”, profetizó el luchador de casi dos metros, que disputaba sus sextos Juegos. Comenzó en Atenas 2004 con un quinto puesto y nunca más se bajó de lo más alto del podio en un ejemplo inusual de longevidad e imbatibilidad, aunque para llegar a París había prescindido últimamente de las principales competiciones internacionales para concentrarse en el día D.
Como cuando acarreaba cajas de fruta en La Herradura, López dejó en el camino al iraní Amin Mirzazadeh, actual campeón mundial por 3-1. Para encontrarse con Acosta, antes compañeros de entrenamientos y ahora defendiendo otra bandera. El chileno abandonó Cuba porque la leyenda le cerraba el paso. “Me vi atrapado por Mijaín”, contó entonces. También quedó atrapado por su peso en la final olímpica.
El ‘Fortius’ de los Juegos fue Mijaín López. ¿Y ahora qué? “Terminé, hay que dejar espacio a los jóvenes que vienen. La lucha ha sido toda mi vida”, respondió después de meterse en el panteón olímpico y en el de Cuba, junto a los boxeadores Téofilo Stevenson y Félix Savón, el recordman de altura Javier Sotomayor, el atleta Alberto Juantorena o la judoca Driulis González. En otra imagen para la historia. Se quitó sus botas y las dejó sobre el tapiz. Su adiós.