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PARÍS 2024 | VÓLEY PLAYA

La pareja eterna rompe su techo: ¡Gavira y Herrera, a cuartos!

Los españoles, con diez Juegos en total, superan a Polonia, bronce mundial, para derribar el muro de octavos, diploma, y soñar con las medallas.

París
La pareja eterna rompe su techo: ¡Gavira y Herrera, a cuartos!
JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

En esa playa que París ha traído a los pies de la Torre Eiffel y con Peter Spens, que dibuja durante 14 horas en un rincón, para eternizarla, Pablo Herrera y Adrián Gavira quieren inmortalizar su leyenda. De momento, están retrasando, y mucho, el final de su último baile olímpico compartido. Con 42 años y seis Juegos el primero, y 36 y cuatro el segundo, este lunes, los españoles superaron (23-21 y 21-18 en 44 minutos) a los polacos Michal Bryl y Bartosz Losiak, bronce mundial el año pasado, para romper su muro como pareja, los octavos, y situarse a dos pasos de las medallas, en cuartos, con el diploma asegurado. Se arrodillaron, se abrazaron por enésima vez, señalaron al cielo y corrieron por la arena como si de dos niños se tratara. Tienen la pócima de la eterna juventud.

“¡Por fin pasamos la barrera de los octavos de final!”, celebraron nada más certificar su victoria con los medios presentes, entre ellos AS. “Era lo mínimo que se merece este equipo después de 16 temporadas peleando con los mejores”, añadieron aún con la última jugada en la cabeza, un error polaco en la recepción que mandó la pelota más allá de los límites. “Cuando he visto que pasaba por encima, sin que nadie se moviera, y ha tocado la arena no me lo podía creer. He empezado a correr. He visto a Adri ahí al fondo y me he lanzado a abrazarle...”, expresaba Herrera, que ya fue plata en Atenas con Javier Bosma, pero que quiere dar “el campanazo” en la Torre Eiffel.

Contra Polonia, su nivel en la zona defensiva, como el de Gavia en la ofensiva, fue para ilusionarse. Físicamente, gracias al trabajo de su preparador, Javi Hernández, están como dos chavales. A nivel táctico, pocas parejas se les pueden poner a la par. Lo demostraron desde un inicio errático. La pareja española, agresiva desde el saque, ponía y quitaba huevos de su cesta, con riesgo, para intentar ir un pasito por delante. “¡A por ellos, oé!”, gritaba el público con 6-5 para ellos. Las voces, aunque se situaban en las gradas que le dan la espalda a la Dama de Hierro, porque la historia ahora está delante, procedían de las tierras andaluzas de Adri, que soltaba su derecha para intentar abrir hueco. Herrera, desde atrás, le echaba una mano para poner el 15-12, la mayor diferencia. Tiempo de reflexión para Bryl y Losiak, que hablaban, ajustaban e igualaban (16-16).

Pablo Herrera celebra una acción con la Torre Eiffel de fondo.
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Pablo Herrera celebra una acción con la Torre Eiffel de fondo. JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Iniciativa española

Así, ahora yo y ahora tú, se desarrollaron las cosas a lo largo de todo el partido, pese a que fue España quien siempre llegó la iniciativa. También en el final de un primer set que, entre fallos atípicos (sobre todo, al saque) y varios “oh” del respetable, se decantó hacia el grito de Herrera, que tenía claro el plan. “Losiak ya había perdido contra nosotros en Tokio y pensábamos que lo podía tener en la cabeza. La verdad es que nos ha ido bien la estrategia de sacar más sobre él”, revelaba después. La primera oportunidad de cerrar el parcial se coló entre los brazos de Gavira, bien situado para el bloqueo, pero con mala fortuna. Sin desesperar, y tras salvar un set point de los polacos, la manga se quedaba en España para iniciar un segundo set igualmente congestionado.

La tensión, mucha, se fue acumulando con el 6-6, el 11-11 y el 13-13, el momento en el que Herrera y Gavira, siempre ese puntito por encima, pegaron el primer tirón, a la postre definitivo. Tras un challenge polaco que no funcionó (la pelota se había marchado claramente por línea de fondo) y un gran bloqueo de Gavira, se amarraban dos jugosos puntos de ventaja (15-13). Los defendían para el 16-14 y, con la ayuda de un par de errores al saque de los rivales, antes sus familias en las gradas, explotaban de alegría. “Tenemos ganas de hacer algo grande y sumar medallas al comité olímpico. Venimos con opciones de liarla”, afirmaba la pareja a AS antes de empezar su camino en tierras francesas, que parece no tener fin. Como ellos.

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