¡Francia-España en la final!

Un estruendo, un huracán llamado Michaël Olise y otra bestia, Mateta, con un doblete, certificaron el pase de Francia a la final de los Juegos Olímpicos 40 años después, en la que se medirán a España, su verdugo en la Eurocopa. Los de Henry, eso sí, sufrieron para doblegar a Egipto, 3-1, que se quedó con diez en la prórroga y estuvo a ocho minutos de haber logrado una machada histórica en Lyon.

Porque esta Francia, tan ruda y con tan pocos recursos colectivos, tuvo que sudar de lo lindo para batir a un equipo, el egipcio, que salió al terreno de juego con las ideas claras. Equipo alegre y con pocas fisuras, contuvo, a pesar del palo de Badé, a Francia durante los primeros 45 minutos.

La selección francesa fue un manojo de nervios, a tal punto de que Egipto lo aprovechó y supo oler la sangre. Saber contuvo la respiración y encogió el corazón de Lyon, después de un gol de Saber, que fusiló a la red un rechace de un despeje de Badé.

El partido se volvió incontrolable y Francia, obligada, se fue como loca a por el empate. Gracias a la inspiración de Olise, imparable, Mateta puso, en el 83′, el empate en el marcador. El pase del nuevo jugador del Bayern fue excelso, denotando que es, con permiso de Fermín, uno de los mejores jugadores de los Juegos Olímpicos. Antes de la prórroga, el árbitro revisó una mano, pero decretó que había falta de Badé, aunque la repetición no fue nítida.

El tiempo extra fue un alivio para Francia, una vida más para un equipo que volvió a sacar petróleo de una situación límite. Egipto, extenuada, pagó los platos rotos, después de una expulsión de Fayed, por doble amonestación. Y, después, Francia, otra vez, por enésima vez, por medio de Olise, generó el segundo, firmado por Mateta, inconmensurable en las dos acciones de gol que tuvo. Todavía tendría tiempo el del Bayern para ponerle la guinda a su partidazo, en el 109′, con un remate ajustado que certificó el pase a la final de Francia, que se medirá el viernes, en París, a España por el Oro.