España y sus primeros vuelos imposibles, sin finales
Noemí Romero, que tras un susto inicial realizó un gran segundo ejercicio, y David Vega, que le pasó lo contrario, son pioneros en París.
En París, el deporte español explotó territorio desconocido. Este viernes, Noemí Romero y David Vega se convirtieron en los primeros representantes nacionales en participar en la prueba olímpica de gimnasia en trampolín. La pareja, que comparte vínculo deportivo y amoroso, debutó con sensaciones encontradas, pero se marchó de Bercy Arena con a cabeza alta. Tras quedar ella novena, a las puertas, y él 14º, no pudieron acceder a la final olímpica, pero plantaron una semilla de futuro. Para llegar a los Juegos, ambos compaginaron los entrenamientos con su trabajo como monitores de gimnasio; para llegar a Los Ángeles 2028, les gustaría poderse dedicarse en exclusiva a lo que más les gusta. Lo tienen más cerca.
“Puede ser un empujón inmenso para la disciplina, que es muy minoritaria. Nunca se ha visto en televisión y la gente flipará, saltamos entre seis y nueve metros. Es espectacular”, anticipaban tanto Noemí como David en AS antes de debutar. Y, pese a todo, no defraudaron. En sus diez saltos verticales, para los que se coge impulso sobre una lona rectangular de tejido sintético, repletos de acrobacias (se puntúa la ejecución, la dificultad, la altura y el punto de aterrizaje y despegue), descubrieron a España un nuevo mundo.
Noemí, que tenía preparado un ejercicio único, que no había realizado ninguna mujer antes, no tuvo el mejor inicio posible, pero remontó para dejar una actuación notable. En su primera rutina, de hecho, terminó entre lágrimas. Su ejecución, arriesgada, casi le lleva a caer fuera de la lona de apoyo. Un susto que luego enmendó con una segunda ronda maravillosa, de mucha dificultad (54,250 puntos), en la que, con 15.750 segundos, estuvo más tiempo en el aire que la mejor clasificada. A David, por su parte, que también arriesgo, le pasó lo contrario. Tras lograr 55,620 puntos con su primera rutina, no pudo completar la segunda. Se fueron sin medallas, pero dejaron su pionera huella en la Ciudad del Amor.