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PARIS 2024 | BALONCESTO

Embiid, el patito feo en Lille

Su decisión de jugar con Estados Unidos le ha convertido en el blanco de la afición francesa, que vibra con el Dream Team pero se ceba con el camerunés. “Nunca le forcé”, dijo Grant Hill, el director ejecutivo del Team USA.

Joel Embiid, en el partido ante Serbia.
SAMEER AL-DOUMY | AFP
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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El 5 de octubre del año pasado, Joel Embiid (16-3-1994) telefoneó a Grant Hill, director ejecutivo del Team USA. “Jugaré para vosotros”, le dijo después de felicitar el cumpleaños (”fue el mejor regalo que me pudieron hacer”, dijo Hill) al mítico ex jugador de Pistons, Magic, Suns y Clippers, además de oro olímpico en Atlanta. Embiid hizo la llamada después de una última conversación entre ambos en Fort Collins, Colorado, donde los Sixers tenían instalado su ‘training camp’ de pretemporada. Embiid creyó que a su hijo Arthur Elijah (el primer nombre corresponde a su hermano menor, que falleció arrollado por un camión en Camerún cuando tenía trece años), ciudadano estadounidense de ahora cuatro años, le haría ilusión ver a su padre vestido con la camiseta del memorable Dream Team que estaba edificando Hill; y que estos días enamora en Lille y juega este sábado su tercer partido contra Puerto Rico (17:15 horas), ya como cuartofinalista.

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El Dream Team despierta pasiones. Todos sus jugadores, menos Embiid. Nacido en Yaundé, Camerún, pero con el pasaporte francés también, la Federación francesa había trabajado insistentemente para convencer a Embiid de que fuese su jugador franquicia en los Juegos Olímpicos de 2024, independientemente de la explosión de Wembanyama. La operación, no muy popular en el vestuario de Francia, donde los veteranos con más peso (De Colo, Batum, Gobert o Fournier) la veían con recelo, pareció seguir adelante hasta el verano de 2023, cuando en los despachos tuvieron conciencia de que Hill, que ya se había adelantado a Italia con Paolo Banchero, tenía convencido para la causa a Embiid, a quien había seducido recordándole que, en 1996, él había jugado con David Robinson, Hakeem Olajuwon y Shaquille O’Neal en el mismo equipo; y que Anthony Davis, Bam Adebayo y él podían formar una pareja tan histórica como aquella.

La afición francesa, sin embargo, se tomó lo de Embiid como un despecho al organizador de los Juegos, que había empezado primero el proceso. Y se lo han recordado cada vez que ha salido a calentar o a jugar un partido en el Pierre Mauroy, con unas broncas tremendas que el pívot de los Sixers, jugador controvertido, ha soportado como ha podido, con algún gesto tocándose en la oreja. “¿Los silbidos? Nada. Soy un jugador estadounidense y juego para el Team USA”, dijo el primer día cuando le preguntaron por el asunto. No son, sin embargo unos Juegos cómodos para Embiid quien, además, ha empezado jugando poco. Apenas tuvo ocho minutos en el debut contra Serbia y, directamente, ni apareció en el partido contra Sudán del Sur. En la cancha, además, se le ha visto algo falta de química con sus compañeros durante la preparación. Kerr aseguró que iría a más. Pero Embiid no es un tipo fácil. Esta vez, al menos, tiene el sueño de brindarle el oro a su hijo, Arthur Elija De Paula Embiid.

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