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PARÍS 2024 | JUDO

El ‘casi’ del judo: se escapa Japón y Niko medita si continuar

El bicampeón mundial, quinto en -100 kg, igualó la serie del mixto al ganar a la montaña Saito, pero Cabañas cayó en el desempate. “Quiero parar y si hay algo que me llene más...”.

París
Nikoloz Sherazadishvili, durante su combate con el japonés.
LUIS ROBAYOAFP

El judo se marcha de París con otro ‘casi’. España casi elimina a Japón, los inventores del deporte, en la competición de equipos mixtos: 4-3 en el combate de desempate y a casa, al no poder acceder a cuartos. Fran Garrigós se llevó el bronce en -60 kg cerrando una sequía de 24 años, pero hubo otros cuatro judocas (Niko Sherazadishvili, Ai Tsunoda, Tato Mosakhlishvili y Laura Martínez) que se quedaron en el amargo ‘casi’, derrotados en sus combates por el bronce, que hubieran cambiado sus carreras.

Tras un 4-0 al Equipo Olímpico de Refugiados para empezar, el sorteo emparejó a España con Japón, plata en Tokio 2020 en una competición en la que judocas de diferentes pesos hacen seis combates y cada victoria supone un punto.

Unos fantásticos Salva Cases y Ai Tsunoda dieron dos victorias frente a Soichi Hashimoto y Miku Takaichi, respectivamente, mientras caían Ariane Toro y Cristina Cabañas. Entonces, salió Niko Shera (un -100 kg) para enfrentarse a Tatsuru Saito, una montaña humana de la categoría de +100 kg, porque España no tiene pesos pesados, y le derrotó en un combate enorme y desigual. “Salí con el riesgo incluso de haberme lesionado, contra un rival que pesaría 160 kg”, contó. Pero la mala suerte quiso que en el sorteo para el combate de desempate la bola cayese en la casilla de Cristina Cabaña, quizá la parte más débil del equipo. Y perdió contra Miku Takaichi.

Niko Shera, bicampeón mundial en -90 kg, había venido a buscar su revancha a París después del drama de Tokio, donde era favorito y no pudo ni luchar por medalla. Recuperado de una rotura del cruzado y otra vez en la élite, quería vengarse en Francia. Y se quedó en dos ‘casi’ que le hacen replantearse su futuro con 28 años.

“Quiero desconectar, parar y disfrutar. Quiero ser feliz y si considero que lo que me apetece es seguir con el judo y que es lo que me hace feliz, seguiré. Sin negatividad. Si hay otra cosa que me llene más o me apetezca más, lo haré. No tengo que depender del judo y puedo dedicarme a lo que me llene”, explicó reflexivo, después de la segunda gran decepción de su carrera, la de un superclase al que no le vale ser quinto del mundo.

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