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PARÍS 2024 | PIRAGÜISMO

El ‘casi’ de Cooper y Del Río: a nueve centésimas del bronce

El mallorquín se queda a un suspiro de su cuarta medalla y el madrileño, de la primera al ser cuartos en el K2 500.

Adrián del Río (el marca, delante) y Marcus Cooper.
JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

La cuarta medalla de Marcus Cooper y la primera de Adrián del Río se quedó en un ‘casi’. A nueve centésimas del bronce en la final del K2 500. Un suspiro de foto finish, 1:27.38 frente al 1:27.29 de los australianos Jean van der Westhuyzen y Tom Green (1:27.29). El oro fue para, otra vez intratables como en el K4, los alemanes Jacob Schopf y Max Lemke (1:26.87) y la plata se la colgaron los húngaros Bence Nadas y Sandor Totka (1:27.15).

Marcus Cooper, un seguro de vida que 24 horas antes había logrado el bronce con el K4 500 junto a Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, aspiraba a ponerse con cuatro medallas a sus 29 años, tras el oro en Río en K1 1.000 la plata en K4 500 en Tokio y el bronce de París.

El viento pegaba fuerte en Vaires-sur-Mane, generando olas en el canal y preocupación. Cooper-Del Río y Carlos Arévalo-Rodrigo Germade debían pelearse en la misma serie. Potente, con campeones olímpicos y mundiales. Y dieron una excelente sensación pasando a la final con el segundo mejor tiempo, sólo por detrás de los australianos, campeones olímpicos en K1 1.000 en Tokio. Arévalo y Germade, quintos, no pasaban la criba.

La unión de Cooper y Del Río se gestó tarde. El madrileño, de 21 años y formado en Aranjuez, fue ‘fichado’ para el grupo que entrena Miguel García en Trasona (Asturias) para ir madurando al lado de los galácticos del K4. Un contratiempo de Cooper en los Mundiales del año pasado le hicieron subirse al K2 con Germade y acabaron bronce. No estaba previsto verle en París, pero su ansia y el crono hicieron que García le hiciera un hueco. Pero no con el gallego, sino con Cooper. Y, con pocos entrenamientos juntos, salieron a por medalla.

“Es un portento físico y mental. Va a por todas. No tiene miedo ni filtros. Tiene 21 años, como cuando yo me proclamé campeón olímpico, y es algo que le recuerdo. Es ambicioso, con muchísima hambre. Va a por todas. Ya le he dicho que ponga el ritmo que quiera que le seguiré”, advertía Cooper de su compañero días antes.

Y vaya si tiró desde la calle 6, después de una salida que les metía en la pelea, cuartos, una posición que ocuparon en el ecuador de la regata. El agua saltaba por todos los lados y la embarcación española parecía descolgarse, pero en los últimos 100 metros Adrián metió un punto más a la palada y Cooper le siguió. La proa fue asomando entre los tres primeros, pero el rush final fue de los australianos. Un casi. Nueve centésimas que separaron el bronce de un cuarto puesto amargo.

“Hemos estado muy cerca de cualquier color de medalla, pero esto es un cuarto puesto olímpico y realmente estamos contentos. La verdad es que cuanto más cerca, más puede llegar a doler, pero realmente no es dolor lo que sentimos porque hemos competido muy muy bien”, cerró el mallorquín.

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