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PARÍS 2024 | ATLETISMO | EL PERFIL

El canguro que tiró la moneda y salió cara... no había cruz

Jordan Díaz suma una medalla olímpica al oro de los Europeos, éxitos que confirman que la decisión que tomó en 2021 para llegar a París con la camiseta de España fue totalmente acertada.

París
El canguro que tiró la moneda y salió cara... no había cruz
BEN STANSALLAFP

Jordan Alejandro Díaz Fortún (23 años) es un prodigio nacido para saltar. Con 14 años franqueaba el listón de altura en 1,85; un año después ya volaba sobre 2,05 en el salto vertical. Un talento puro volador que cambió su especialidad hacia el ‘hop, step, and jump’ del pasillo y el foso del triple para ser campeón mundial sub-18 y sub-20. Y que tomó una decisión personal muy difícil en 2021. Dejar su casa, su familia y renunciar a Tokio 2020 para aterrizar con 20 años, previo paso por casa de un tío en Zaragoza, en la aldea de ‘Panorámix Pedroso’, en Guadalajara. Todo gracias a la gestión de la ‘madrina’ Ana Peleteiro, para que el maestro puliera el diamante. Y soñando en poder competir con la camiseta de España en el futuro. Los Juegos de París se marcaron como el objetivo. Y la moneda ha salido cara.

El entrenador cubano, campeón olímpico y nueve veces oro planetario de longitud, le acogió como a un hijo y le ha enseñado todo lo que sabe, que es una barbaridad. Con él, ha mejorado la velocidad en la carrera que da pie a la batida inicial, que es clave para transformar la aceleración en potencia. Y mediante duro trabajo le ha inculcado la importancia de la técnica. En Cuba todo eran pesas y saltos. Su cuerpo llegó muy castigado, pero ahora Jordan ya ha dejado atrás las molestias importantes y ha despegado con dirección al cielo. Gracias al mimo y al cuidado. El 18,18 de Roma; a once centímetros de la plusmarca mundial de Jonathan Edwards, le coloca como futuro rey histórico del triple, el primer español que tendría un récord mundial en el estadio. El londinense saltó por primera vez 18 metros con 29 años; Jordan lo ha hecho con 23.

Explotando su estilizado y potente físico, que parece exprofeso fabricado para la especialidad, porque le permite suspenderse y avanzar en el aire. Especialmente con un segundo brinco larguísimo en el que soporta 20 veces su peso con la misma pierna de despegue inicial sin perder distancia respecto a los otros dos brincos. Una locura. “Cuando aprenda a saltar bien en el tercero se va a salir de la arena”, cuenta a AS alguien que le ve entrenar habitualmente. En la mochila de Jordan empiezan a agolparse las medallas, también la fama. Pero el siempre sonriente deportista continúa igual de humilde, de tranquilo. A veces triste por no ver a sus padres desde hace ya varios años. Él no puede ir a Cuba, ellos no pueden salir. Pero convencido de la decisión que tomó. “Si quieres ser grande, debes irte”, le dijeron. Y ya lo es, medallista olímpico.

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