Dolor en Marsella: Xammar y Brugman pierden la medalla olímpica
La pareja española de 470 mixto no aguantó la plata en una Medal Race dramática. Fueron novenos, su peor posición en estos Juegos. Se escapa el bronce por dos puntos.
El fallo llegó en el peor momento posible, el día en el que se decidían las medallas. Jordi Xammar y Nora Brugman se derrumbaron en una Medal Race que partían como segundos, en puestos de plata, y acabaron diciendo adiós a cualquier medalla al quedar novenos en la regata definitiva. Los problemas se fueron acumulando desde el inicio, con una salida que les obligó a navegar por el lado ‘malo’ (de menos presión de viento) del campo de regatas y la remontada fue imposible. Ver a los rivales directos, Austria, Japón y Suecia, por delante no benefició a una pareja española que llora de amargura. El trabajo estaba bien hecho, pero el noveno puesto (penúltimos) en la Medal Race les condenó. Demasiado duro el final para una dupla cuyo peor resultado (novenos) en estos Juegos llegó en la Medal Race. Se fue a por el oro y se quedaron sin nada.
Todo estaba escrito para contar una nueva medalla para España, lo que habría sido la segunda para la vela en Marsella tras el oro de Diego Botín y Florian Trittel en 49er, pero el drama fue español. Una película de terror en la que Xammar y Brugman, destrozados en su llegada a meta, fueron los protagonistas. Triste final a un ciclo olímpico. No pudieron cumplir con las expectativas y es que llegaban a París 2024 como números 1 del ranking mundial y vigentes campeones del mundo y Europa. El equipo español y los familiares y amigos que se agolparon en la playa de Marsella no daban crédito a lo sucedido. Pero Austria, oro, Japón, plata, y Suecia, bronce, fueron mejores en el día que se repartían las medallas. España llora, claro, y es que se escapa una medalla, que se tuvo durante toda la semana, por solo dos puntos, que es lo que, al final, le sacó Suecia (tercera) en la tabla general.
Inexplicables los errores cometidos por Xammar y por Brugman en un día tan importante y en el que la estrategia parecía clara.. Su llegada a la Marina de Marsella fue como siempre, sin nervios, sincronizados y con la canción ‘Highway to Hell’ de AC/DC en sus auriculares. No pudo ser un presagio porque fue la que retumbó durante todos los días en estos Juegos. Misma rutina, nada cambió, pero el final fue tan diferente como cruel. La salida de la Medal Race se dio con puntualidad, a las 11:43, y con siete nudos de viento (13 km/h). Sobre el papel, todo bien. Pero sobre el agua, todo mal. El inicio fue de control, era vital no cometer un fuera de línea y nadie apuró. Ahí quizás llegó el primer error, con excesivo marcaje a Austria y olvidando a Japón y Suecia, que estaban en el lado opuesta de la línea de salida.
Ya en el primer tramo, Xammar y Brugman no lograron estar cómodos, todo lo contrario de Japón, lanzado. España, por la primera boya pasó novena. Se encontró mucho tráfico y ello lo aprovecharon todos sus rivales, menos Austria, para tomar distancia. Los austríacos, agazapados, se limitaron a controlar a los españoles. En la popa, que es donde Xammar y Brugman lucen llegaron a recuperar algo de terreno, pero la subida a la tercera marca fue dramática. De nuevo se encontraron multitud de barcos y ello les obligó a realizar siempre viradas de más porque todas las boyas las pasaron por bavor. Demasiados fallos porque Japón siguió a lo suyo, Suecia, entonces crecida voló y Austria reaccionó. Los españoles, octavos en ese momento ya salieron de los puestos de podio (cuartos). Y la cuarta marca constató lo peor: imposible remontar. Tocó hacer ‘inventos’ en busca del milagro, pero no llegó. El camino a meta fue un suplicio porque mientras Austria, Japón y Suecia celebraban, España estaba hundida. Dolor en Marsella.
Medallero de los Juegos Olímpicos