Djokovic: “Es el mayor logro de mi carrera”
El serbio completa el ‘Golden Slam’: los cuatro grandes y el oro olímpico. Además, es campeón de la Davis y el Masters. “Puse mi alma, mi cuerpo, a mi familia...”, dice entre sollozos.
Novak Djokovic ya lo tiene todo. Cuando quiera, podrá despedirse del tenis sin la frustración de no haber conseguido el oro olímpico. Era su última oportunidad, porque será difícil que llegue a Los Ángeles 2028, donde ya tendría 41 años. Posee el récord de Grand Slams (24), una Davis, siete veces maestro... Pero no tenía ese metal que sí lograron Nadal (individual y dobles) y Federer (dobles). Y sentía que se lo debía a Serbia. El ‘Golden Slam’ es suyo.
“Tres horas y dos sets, ha sido una lucha increíble. Jugué mi mejor tenis. Estoy en shock. Puse mi alma, mi cuerpo, a mi familia para ganar el oro olímpico y por fin lo he conseguido”, se rompió al final del partido, entre sollozos. “Es el mayor logro de mi carrera. Por el viaje tan largo que me ha llevado. Por jugar cuatro semifinales. Porque la presión fue creciendo. Por eso, el oro lo pondría en el top de mi carrera”, contó después.
“He conseguido todo con esta medalla de oro, pero amo al tenis y juego porque me gusta este deporte, perfeccionar mi juego, entrenar cada día... Este éxito no es una coincidencia, sino fruto del esfuerzo. No sé cuál será mi futuro. Ahora sólo quiero disfrutar. Ha sido un largo viaje imaginando este momento”, expresó. Y le dedicó grandes palabras a Carlos Alcaraz: “Me quedaba la montaña más grande por escalar, porque Alcaraz está en un gran estado de forma. Tres horas en dos sets no las habré jugado muchas veces en mi carrera... Tengo que darle un gran crédito, es un gran chico y un jugador estupendo”.
Una palabra ‘inat’, que según Djokovic no tiene traducción, viene a resumir la personalidad de un serbio. Una palabra que reúne atributos como ‘perseverancia’, ‘coraje’, ‘voluntad’, ‘resistencia ante una fuerza oponente’. La patria es algo sagrado para un serbio. Y el deporte es una forma de engrandecer a la patria. Algo muy serio para Djokovic, que nació en Belgrado en 1987 y creció marcado por la Guerra de los Balcanes y la desintegración de Yugoslavia. Llegó a entrenarse en una piscina vacía, jugando contra la pared, mientras la OTAN bombardeaba su ciudad en 1999.
El tenis es un deporte individual, mercantilizado, donde sólo se juega por el país en la Copa Davis y los Juegos. Djokovic llevó a Serbia a ganar la Ensaladera en 2010. Pero sus cuatro participaciones olímpicas (2008, 2012, 2016 y 2021) se habían saldado con un bronce, dos cuartas plazas y una eliminación en primera ronda.
En su debut, en Pekín 2008, el serbio logró subir al podio al ganar el bronce al estadounidense James Blake (6-3 y 7-6). En semifinales, Nadal, a la postre campeón olímpico, le había cerrado el camino en tres sets: 6-4, 1-6 y 6-4. Ese es su techo.
Cuatro años después, en Londres 2012 y sobre la hierba de Wimbledon, Djokovic perdió contra un Murray que logró el oro y se vio abocado a disputar el bronce frente a Juan Martín del Potro, que le derrotó por 7-5 y 6-4. Cuarto, la amarga ‘medalla de chocolate’.
En Río 2016 tocó llorar. “Fue una de las derrotas más duras de mi carrera”, reconoció Nole. Otra vez tropezaba con Del Potro. Pero en primera ronda, por 7-6 (4) y 7-6 (2). La foto de un Djokovic destrozado, haciendo cola para el bus que lleva a los deportistas a la Villa cargando con su raquetero queda para el recuerdo. Pero en París llegó su redención con un partido enorme, el día que Alcaraz no pudo coronarse campeón.