Antetokounmpo sucumbe a la campeona del mundo
Alemania vuelve a demostrar por qué es una de las favoritas para estar en la final del sábado superando a una Grecia que fue de más a menos. Anteto sigue sin alcanzar una semifinal con su selección.
Alemania es la campeona del mundo y eso tiene que significar algo. Por mucho que Estados Unidos no fuese con sus mejores jugadores al torneo del año pasado. Por mucho que Jokic no estuviese con Serbia, el equipo que perdió en Manila hace un año ante los germanos. Seguramente no se fue justo con esta selección en las predicciones antes de los Juegos y están recordándolo en cada partido. Hoy, ante Grecia, les costó arrancar, pero cuando lo hicieron ya no hubo marcha atrás. Fueron capaces de desmontar todo el entramado defensivo inicial de su rival, que había sido sobresaliente, y ni siquiera necesitaron meter el turbo para ganar el partido con cierta comodidad (76-63). Alemania es un equipo con todas las letras y están en sus primeras semifinales olímpicas. Y, llegado aquí, quieren una medalla que ahora mismo merecen tanto como el que más. Por su parte, Grecia vuelve a tropezar en la misma piedra que lo hizo en los tres últimos Juegos en los que ha participado (Atlanta, Atenas y Pekín). Unos cuartos que nunca ha superado en su historia. Una ronda en la que no han ganado nunca, en ningún torneo, desde que Giannis Antetokounmpo está con ellos. La última vez que estuvieron en la pelea por las medallas fue en el Eurobasket de 2009, cuando fueron bronce.
Grecia se tomó muy en serio desde el principio la diferencia de puntos a favor entre ambos equipos en la primera fase: más de 20 a favor de Alemania. Salió concentrado y duro en defensa, provocando el peor cuarto ofensivo de los germanos en lo que iba de torneo. 26% en tiros de campo, 4/11 en tiros de 2. Otra lectura que hicieron bien los pupilos de Vassilis Spanoulis llegó de la victoria ante Australia, la que les dio el pase a cuartos. Hasta entonces parecía que todo giraba en torno a Giannis Antetokounmpo, que hacía partidos descomunales pero sin que nadie le acompañase. Ante Australia compartió más el balón, otros jugadores entraron en combustión y, por primera vez, los helenos parecieron un equipo. Y esa misma fórmula fue la que utilizaron de inicio ante Alemania hasta llegar al 21-11 al final del primer cuarto. Pero ganar a todo un campeón del mundo no podía ser tan fácil y los germanos despertaron tras el breve parón entre cuartos. La intensidad defensiva griega fue bajando poco a poco de forma inevitable y Alemania comenzó a parecerse más a la de la primera fase, atacando mejor el aro, sacando ventaja con el rebote de ataque (8-2 al descanso) y empezando a embocar triples a buen nivel. Mo Wagner y Johannes Thiemann dieron otra energía por dentro ante unos Mitoglou y Anteto que habían salido dominadores pero que se fueron diluyendo poco a poco. A pesar de todo, la estrella de los Bucks era el mejor al descanso con 10 puntos… Y Alemania había igualado el partido (36-36).
A la vuelta de vestuarios el partido se soltó definitivamente. Antetokounmpo seguía produciendo, Thomas Walkup se unía a la fiesta con dos triples y 12 puntos y Franz Wagner sacaba a pasear su infinita clase con otros 12 puntos. El alero de los Magic se había echado el equipo a la espalda en esa versión que hace soñar con que un día sea una de las grandes estrellas de la NBA. Los dos equipos apretaban con todo, pero Alemania tiene más efectivos y en el toma y daca se iba notando esa diferencia poquito a poco. A falta de 10 minutos ponían una pequeña tierra de por medio (+7). Y esa distancia fueron capaces de mantenerla sin demasiados problemas porque los intentos de remontada griegos se demostraron estériles. Volvieron a atragantarse en el ataque, a fallar tiros liberados y caer en la trampa de los muchos contra uno, Giannis, por el centro de la zona. Y ahí se acabaron sus posibilidades. Un triple tremendo, lejanísimo, de un Dennis Schroder que no necesito mostrar una versión ni siquiera notable sentenciaba definitivamente el partido (72-57). Alemania ya está en semifinales. A ver quién los para.