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JUEGOS OLÍMPICOS | GIMNASIA

Simones Biles derrota a la ansiedad para ser bronce

La estadounidense, que se retiró de la competición por equipos y renunció al resto por problemas mentales, vuelve en la barra para ser tercera.

TokioActualizado a
Simones Biles derrota a la ansiedad para ser bronce
Laurence GriffithsGetty Images

Salió de la barra. Sonrió. Se llevó la mano al pecho y, aliviada, suspiró. Al final, la mejor victoria de Simone Biles en Tokio fue volver a salir al tapiz.

La estadounidense se va de los Juegos con la medalla de plata del concurso por equipos, que ni siquiera pudo terminar, pero también con el bronce en el de barra conquistada ayer. El día que logró derrotar a sus "demonios" para volver a competir tras haber renunciado previamente al all-around, suelo, salto y asimétricas.

Biles, que partía con la séptima mejor nota tras la calificación(14.066), eligió la barra para volver a sentir el peso del mundo, la mirada de millones de personas, sobre sus hombros. Encima de un estrecho abismo de cinco metros de largo por sólo diez centímetros de ancho fue capaz de ganar el bronce con 14.000. Por delante, las chinas Chenchen Guan (14.633) y Xijing Tang (14.233), de 16 y 18 años, respectivamente. La barra (bronce en Río y también en el último Mundial) no es su fuerte, lo que añade más mérito a su decisión. "Estoy orgullosa de mí misma por salir ahí después de lo que he pasado", dijo reconfortada después. 

Biles (24 años) clavó la salida, de espaldas en uno de esos giros que no se veía capaz de ejecutar estos días, y sus compañeras enloquecieron en la grada. El pabellón, vacío, parecía lleno por la emoción y la estadounidense se fundió en un abrazo con su entrenadora, Cecil Landi, y también con una de sus rivales chinas. El mundo parecía girar en la dirección correcta otra vez después de los problemas de ansiedad que le produjeron peligrosos episodios de desorientación. Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, se apresuró a bajar al tapiz a felicitarla. En el podio, tras una enorme mascarilla, se adivinaba también la cara de felicidad de Biles. Había derrotado a su mente. A la presión. La imagen de la liberación.

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DPA vía Europa Press

La pequeña bomba (1,42) de Ohio, la niña que se crio con sus abuelos en Texas después de pasar por un hogar de acogida a donde le llevó las adicciones de su madre, estaba destinada a deslumbrar en Tokio. Después de revelar que también había sido víctimas de los abusos del médico Larry Nassar, iba a ser la reina. Tras sus cuatro oros en Río 2016, otros cinco en el Ariake Gymnastics Center le hubieran hecho igualar en metales dorados a la gran Larisa Latynina, la ucraniana-rusa que con otra gimnasia, más plástica, se colgó nueve entre Melbourne 1956 y Tokio 1964. Pero la ansiedad, la presión, fueron más fuertes que sus piernas y se descolgó en plena prueba por equipos el domingo pasado. Su vuelta es el triunfo de la mujer frente a la deportista. Una medalla no solo deportiva.