Florentino: “Que nadie se rinda...”

Además de una conjura, fue una sutura. Tan necesaria; reunirse en plena fisura. El Real Madrid ha celebrado su comida de Navidad. Una tradición en tiempos de tradiciones: Florentino, con las tres primeras plantillas. Pero la mirada, inevitablemente, se dirigía hacia la masculina de fútbol. Hacia Xabi Alonso. Quien asegura mantener una “muy buena comunicación” con el presidente; quien lleva varias semanas bañándose en halagos de la plantilla. Y a la vez, viviendo en el ojo del huracán. En un carpe diem constante. En ese contexto, comida de Navidad. Irremediablemente, tenía una atmósfera de diferente a otros años. Y por el mensaje, lo fue. Florentino apeló a la unidad y a los valores en un potente discurso.

Discurso de Florentino

“Muy buenas tardes a todos. Queridos jugadores, jugadoras, entrenadores, técnicos, médicos, fisios, personal del Real Madrid, miembros de la Junta Directiva, leyendas y embajadores del club. En primer lugar, os deseo unas felices fiestas en compañía de vuestras familias y seres queridos. En estas fechas tan entrañables, siempre os digo que debemos tener muy presentes los valores con los que se ha construido la historia y leyenda del Real Madrid. Todo lo que hemos logrado en nuestros 123 años de historia ha sido gracias a lo que representa este escudo y esta camiseta: trabajo, sacrificio, compromiso, afán de superación, compañerismo, respeto, humildad y solidaridad. Siempre digo que formar parte del Real Madrid es un gran privilegio, pero al mismo tiempo es una gran responsabilidad. Vosotros llegáis al corazón de millones de personas y debéis de ser un referente y un ejemplo para quienes os siguen en todo el mundo, especialmente los niños y niñas para los que sois sus ídolos. Recordad siempre que representáis al Real Madrid dentro y fuera de los terrenos de juego. Hemos vivido una de las etapas más brillantes de nuestra historia, con 58 títulos en los últimos 15 años, 30 de fútbol y 28 de baloncesto, entre ellos, seis Copas de Europa de fútbol y tres Copas de Europa de baloncesto...

...Pero en el Real Madrid no podemos caer en la autocomplacencia y cada año estamos obligados a trabajar hasta el final para seguir alimentando este sentimiento universal que es el madridismo. Este club tiene ya 660 millones de seguidores en nuestras redes sociales y esto da idea de lo que representa este club para millones y millones de personas en todo el mundo. Aquí hay que luchar hasta el final y eso es lo que os pido, que con esta camiseta, nadie se rinda hasta el último instante de cada partido. Y que se de todo en los terrenos de juego. Confiamos en vuestro esfuerzo y en vuestro talento y estamos seguros de que con la unión de todos se podrán alcanzar los desafíos que estén por llegar. Quiero agradeceros de corazón vuestro compromiso y vuestro madridismo. Y también vuestra solidaridad. Dentro de un rato, vais a visitar a los niños y niñas que están en los hospitales pasando momentos difíciles y les vais a dar una inmensa alegría a ellos y a sus familias. Acordaos siempre de aquellos que sufren y que os miran con una ilusión especial. Eso les da fuerzas y les ayuda a seguir adelante. Os deseo, simplemente, que paséis unas felices fiestas y que el año próximo nos traiga a todos salud y felicidad. Muchas gracias por haber querido compartir este momento todos juntos”.

Cierre de año

Un alegato antes del alegato de fin de año; este sábado, en el Bernabéu. Un homenaje a los matrimonios y su ‘si alguien tiene algo que objetar, que hable ahora o calle para siempre’. Porque el asunto, metáfora mediante, va de alegatos y potenciales divorcios. Ante el Sevilla, el Real Madrid esboza su último argumento antes del parón. De una pausa de 15 días (no volverá a jugar hasta el 4 de enero) que supone tiempo y por ende, margen para reflexionar. Para maniobrar. Para tomar decisiones.

Serán 90’ para evitar que el turrón tenga sabor amargo. Porque son 15 días que pueden hacerse más o menos largos, en función de lo que suceda en el Bernabéu. Los retales de una goleada sanadora serían muy diferentes a los de un pinchazo; incluso, a los de una victoria con el agua al cuello. Xabi sigue caminando por la cuerda floja y sin red, como un funambulista; sabedor de cuál es la exigencia del club más exigente. Y que la paciencia se agota.

Que la atmósfera de dudas que rodea su figura va más allá de los resultados, aunque de por sí enciendan una alerta amarilla: cuatro victorias en los últimos diez partidos... y sólo una, por más de un gol (San Mamés). Preocupan las sensaciones, acrecentadas por noches como la de Talavera, con el equipo sufriendo para eliminar a un modesto Primera RFEF. El Madrid es endeble, frágil. Adolece de fútbol y actitud. Una situación insostenible.

Se busca una reacción; se necesita, en definitiva. Como un golpe sobre la mesa esta noche, para calmar las aguas de una Navidad que si no, apunta a agitada. Con temperatura de sobremesa acalorada.

En esta atmósfera, este viernes tuvo lugar la tradicional comida de Navidad. Las primeras plantillas de fútbol (masculina y femenina), así como la de baloncesto, se dieron cita en el Pabellón de Baloncesto para sellar el año con una imagen de unidad. Habitual. Después, visita a los hospitales: Xabi Alonso, Scariolo y Pau Quesada fueron al Sanitas La Moraleja; Carvajal, Llull y Misa, al de La Zarzuela; mientras que Valverde, Tavares y Teresa Abelleira, al de Valdebebas. Todos, con regalos para los pequeños.

Broche a una comida a la que faltaron Militao (reposo), Asencio (gripe), Carreras (gripe) y Brahim (Copa África). De ellos, sólo se espera a Raúl para el partido. Alta en una plantilla con altas: Alaba, Mendy y Camavinga trabajaron ayer con el grupo. Llueve menos en un equipo que hace seis días viajaba a Vitoria con nueve bajas y huérfano de laterales. No estarán Carreras y Endrick, pues cumplen su segundo partido de sanción por las rojas ante el Celta. Pero sí estará Mbappé, innegociable. Quien este sábado cumple 27 años, anhelando cumplir un sueño: igualar –o superar– los 59 goles de Cristiano en un año natural. Con uno, empataría.

Al Bernabéu llegará un Sevilla muy poco parecido a lo que es el Sevilla. Quien atraviesa tiempos convulsos, horas bajas. La goleada al Oviedo (4-0) ha maquillado un presente grisáceo: sólo ha ganado en dos de las últimas ocho jornadas. De sus 20 puntos, 13 fueron en las ocho primeras jornadas. Hasta tumbar al Barcelona. Un aparente espejismo, porque justo ahí, el equipo volvió a diluirse. Van 83 días sin ganar fuera de casa, en Liga; desde el asalto a Vallecas a finales de septiembre. Un panorama poco ilusionante para ir al Bernabéu.

Donde, por si no fuera suficiente, la hemeroteca no respalda: el Sevilla no asalta Chamartín desde 2008. Aquel año, en un 7 de diciembre, Renato hizo el 3-4 y firmó la sentencia de Schuster. Desde entonces, se han producido 17 visitas, con pleno de derrotas. Tal es la maldición del Bernabéu, que la única vez que ha pescado en la guarida madridista, desde aquel día, fue en la expedición al Di Stéfano en plena pandemia (2-2). Entre medias, dos finales de Supercopa de Europa y tándem de varapalos.

Este sábado, otro combate. En la noche del último alegato antes del parón. Una oportunidad para evitar que lo que apunta a una tensa Navidad... tal vez no lo sea tanto. Broche al 2025

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