Un órdago a la permanencia
El Real Valladolid lucha por llegar a la orilla, el Girona, con Toni Villa en sus filas y encadenando cuatro partidos sin perder, la roza y quiere sentenciarla esta tarde en Zorrilla.
El canterano y muchas veces bandera del Pucela, Toni Villa, regresa al José Zorrilla... pero con otra camiseta. Ese puñal en el corazón de los blanquivioletas será la primera de las cuestiones a dirimir esta tarde en un duelo por la salvación. Porque Real Valladolid y Girona siguen en la partida por alcanzar la permanencia, pero con dos manos diferentes. Porque mientras los blanquivioletas han sacado la cabeza tras la victoria en La Cerámica (suman 32 puntos) y han cogido buenas cartas con la llegada de Pezzolano, los gerundenses ya ven la permanencia muy cerca. Las cuatro jornadas consecutivas puntuando, dos victorias y dos empates, han colocado a los de Míchel en una situación idílica, con 38 puntos, cerca del órdago, de los 40 (sigue el partido en directo en As.com).
El Real Valladolid tendrá una ausencia importante. Paulo Pezzolano ha sido castigado con dos partidos por su expulsión ante el Villarreal y no podrá estar dirigiendo a los suyos. El club está a la espera de que llegue el permiso de Martín Varini para ponerse al frente del banquillo de Zorrilla y, si este no llegara, sería Álvaro Rubio quien tomara el mando. Segunda caricia al corazón en el estadio blanquivioleta. Para este encuentro, el técnico del Pucela no contará con Anuar, con lesión de larga duración, ni con Olaza, que está en periodo de recuperación. Entrará en la lista Machis, de nuevo, aunque parece difícil que sea de la partida desde el inicio por lo que se esperan pocos cambios. El más llamativo puede ser la ubicación de Hongla, que avance 30 metros, para abandonar su posición como libre para colocarse como cabecero de área, cambiando la formación 1-5-3-2 a un 1-4-3-3, donde uno de los centrocampistas podría dejar su sitio a un extremo por la izquierda, lo más probable Plano, que se quedó sin jugar por primera vez en La Cerámica. Si esto sucede, lo más normal es que el que deje su puesto sea Monchu, ya que si su partido en La Cerámica fue bueno, el de Amallah y Kike fue extraordinario.
El Girona, por su parte, llega a Valladolid dispuesto a dejar sentenciada la permanencia. Los rojiblancos, que encadenan cuatro partidos sin perder, están mirando más hacia arriba que hacia abajo en la tabla y es que se ha decretado el estado de optimismo en la ciudad. El buen fútbol desplegado por el equipo ha venido acompañado de buenos resultados y se quiere continuar entre los diez primeros clasificados de Primera, el objetivo actual. Míchel, eso sí, no se fía del Valladolid. Y mucho menos teniendo en cuenta la cantidad de bajas con las que ha viajado el equipo. Para empezar, no están los dos centrales titulares, Santi Bueno y David López, el mediocentro Borja García (sufre una fractura de la fascia plantar del pie izquierdo), ni el delantero ‘Taty’ Castellanos. Aunque si algo tiene este Girona es fondo de armario y en el eje de la zaga formarán Juanpe y Bernardo, en la medular Aleix García y en ataque el temible Stuani. Su media es de un gol cada 106 minutos y, sin Castellanos, tendrá doble faena. Al margen de estos cambios obligados, los de siempre. Míchel ha encontrado un bloque de confianza, que juega de memoria y, además, gana. En cuanto a las novedades en la lista, vuelven Callens y Reinier. El brasileño, tras dos partidos sancionado, espera salir cuanto antes de su ostracismo porque únicamente ha jugado 32 minutos este 2023. Eso sí, el conjunto blanquivioleta le inspira. En la primera vuelta festejó su primero, y único, tanto del curso.