Un español al mando del gigante libio: “Al Ittihad es como el Madrid o el Barça”
Jorge López asume la dirección deportiva del Al Ittihad en un reto marcado por la ambición deportiva y la compleja realidad política y social del país.

El nombre de Jorge López Montaña (Logroño, 1978) siempre ha estado ligado al césped. Villarreal, Valencia o Zaragoza marcaron su carrera como futbolista, y más tarde llegó el trabajo de formación y estructura en los despachos. Ahora, su trayectoria da un giro tan inesperado como significativo: el exjugador español se ha convertido en el nuevo director deportivo del Al Ittihad de Trípoli, el club más grande de Libia, en un país que desde la caída del régimen de Muamar el Gadafi vive una prolongada inestabilidad política, con gobiernos divididos, tensiones internas y un día a día condicionado por esa realidad.
No fue una decisión impulsiva. Tampoco un salto al vacío. El camino que ha llevado a López hasta Trípoli empieza con una llamada conocida y una recomendación de peso. “Surge a través de Juan Carlos Garrido”, explica López en AS. Ambos coincidieron en el Villarreal y mantuvieron el contacto a lo largo de los años. Garrido, que dirigió recientemente al Al Ittihad, fue una pieza clave para que el club mirara hacia España en busca de un perfil distinto en un momento en el que la entidad pretende recuperar su peso deportivo en medio de un contexto nacional complejo. “Ellos querían un director deportivo español. No sé si habían hablado con otros, creo que sí, pero tienen claro que quieren cambiar muchas cosas”.
De la incredulidad inicial al convencimiento
La primera reacción fue lógica. Libia no suele aparecer en el radar del fútbol europeo. “Al principio escuchas, pero no te lo tomas muy en serio”, reconoce López. Sin embargo, las conversaciones fueron avanzando y el escenario empezó a cambiar. “Vas hablando con ellos, ves el interés real que tienen, te informas más sobre el país, la liga, el club… Aceptaron todas las condiciones que puse, así que tengo que probar. Ojalá vaya bien”, relata el español, que tendrá “libertad total” en toda el área deportiva: “No solo el primer equipo, sino todo el club. Eso fue clave para decidirme”.
La experiencia previa también pesaba. López vivió en primera persona el estallido de la guerra en Ucrania, pues en aquel momento trabajaba en el Kryvbas, con sede en Krivói Rog, ciudad natal de Volodímir Zelenski. Esa vivencia marcó su forma de evaluar cualquier destino. “Después de lo que me pasó en Ucrania, evidentemente lo miras todo con más cuidado”, admite. En ese punto, la figura de Garrido volvió a ser determinante: “Hablé mucho con él. Estuvo allí hasta junio, hace apenas cinco meses, vivió en Trípoli y me transmitió tranquilidad. Me dijo que en la vida normal no hay problemas. Y eso es lo que yo he visto”.
La imagen preconcebida de Libia se diluyó rápidamente al llegar. “Trípoli es una ciudad normal”, afirma López. “Es África, claro que hay cosas diferentes, pero es una ciudad de costa, con edificios altos, restaurantes, vida urbana… A veces cuando hablas de África parece que te vas a un sitio sin nada, y no es así”.
Sí hay contrastes. El tráfico es uno de ellos. “Hay mucha policía en la carretera, mucho tráfico y la gente conduce muy mal”, relata entre risas. “No hay ‘cedas’ ni ‘stops’. Es el primero que llega. A nosotros nos llama la atención porque estamos acostumbrados a otra cosa, pero más allá de eso, la vida es normal. Hemos cenado en restaurantes, todo con total normalidad”, añade. La sensación general, insiste, es de una ciudad que intenta reconstruirse: “Se nota que hay cosas en proceso, que están construyendo o reconstruyendo. Es como una ciudad que está intentando volver a ser lo que era”.
Un gigante del fútbol libio que quiere volver a mandar
El reto deportivo tampoco es menor. Al Ittihad es uno de los clubes más grandes del país. “Es como si fuese el Madrid o el Barça en España”, explica López. “Aquí hay dos o tres clubes grandes y este es uno de ellos”. Acostumbrado históricamente a ganar, el club vive con incomodidad el reciente dominio de su máximo rival, Al Ahli. “Eso lo llevan mal. Muy mal”, reconoce López. “Al Ittihad tiene cuatro ligas más que Al Ahli, pero en los últimos años ha ganado el rival y eso es algo que quieren cortar. La afición aprieta mucho, es muy caliente, y quieren volver a ganar”, agrega el español.
El objetivo está claro: títulos. “Es un club que paga bien, que compra jugadores y también vende algunos fuera. Muchos futbolistas quieren venir aquí, sobre todo africanos”, descubre Jorge López. La plantilla actual cuenta con jugadores libios y extranjeros —de Botsuana, Marruecos, Costa de Marfil o Togo— y en el pasado pasaron incluso brasileños y colombianos.
El país está dividido entre este y oeste, con dos gobiernos, y eso genera inestabilidad.
Jorge López
La estructura de la liga libia refleja la realidad del país. “La liga está dividida en cuatro grupos por zonas para evitar viajes”, explica López. “El país está dividido entre este y oeste, con dos gobiernos, y eso genera inestabilidad”, añade el español, sorprendido por que en los dos últimos años el campeón se decidiera en Italia: “El año pasado la fase final se jugó en Milán durante un mes. Allí se decidió el campeón y las plazas africanas”. La organización, admite, es mejorable: “Van un poco sobre la marcha. No está todo tan programado como en Europa”.
Nivel futbolístico y talento por explotar
López llegó con expectativas moderadas y se encontró algo distinto: “He empezado a ver partidos y me ha sorprendido para bien. Pensaba que había menos nivel”. El fútbol es más físico, las plantillas son largas —hasta 30 jugadores— y la normativa limita a siete extranjeros, con solo cinco en el campo. “El nivel es más alto de lo que pensaba y hay mucho potencial para hacer cosas”, insiste. Ese potencial empieza en la calle. “En Trípoli ves muchos chicos jugando en la calle. Eso en España ya se ve menos”, añade López, quien localiza un problema en la formación: “Hay muchísimo talento, pero llegan a los 17, 18 o 19 años sin conceptos básicos que en España cualquier niño aprende en la escuela”. Es algo que secunda Ramón Catalá, asistente de Javier Clemente durante su etapa como seleccionador libio: “A nivel físico son muy fuertes. El déficit está en la formación desde pequeños”.
Una de las condiciones clave del acuerdo entre Jorge López y Al Ittihad fue no residir de forma permanente en Libia. “Voy a estar más aquí (en España) que allí”, aclara. “Lo normal será ir una vez al mes, estar una semana o diez días y volver”, añade el español, que ya se emplea “en mejorar el equipo, en conocer el cuerpo técnico, en qué gente puedo llevar para implantar una metodología”. Su idea es clara: rodearse de perfiles españoles: “Mi intención es llevar gente española porque lo que quieren es eso: cambiar su fútbol e instaurar una manera de trabajar más parecida a la nuestra”.
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El entrenador actual (Khaled Ben Yahia), sin embargo, es tunecino y, de momento, continuará: “No sería justo llegar y echarlo. Quiero verlo trabajar y, a partir de ahí, tomar decisiones”. En cuanto a los futbolistas, Jorge López ha firmado con Al Ittihad con la plantilla ya cerrada y no podrá intervenir hasta febrero, un tiempo que empleará en observar, analizar y entender el entorno antes de actuar. En un país marcado por la inestabilidad, el fútbol sigue siendo un espacio de identidad y poder. Al Ittihad quiere recuperar el suyo. Y para eso ha confiado el timón deportivo a un español que sabe que el reto va mucho más allá del césped.
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