NATIONS LEAGUE | ESPAÑA - ITALIA
Un clásico como mejor examen
España, que cayó ante Escocia en su último duelo, reta a Italia. Le Normand y Laporte, dúo de centrales con aroma francés. Unai y Kepa luchan por la titularidad en la portería española.
Reivindicarse. Esa es la palabra, el propósito de España e Italia en la Final Four de la Nations League que ayer echó a andar con el Países Bajos-Croacia. Reivindicar un papel protagonista en el fútbol internacional, conseguir que los proyectos de Luis de la Fuente y Roberto Mancini lleguen al mejor de los puertos. Ese es el reto de ambas selecciones en una competición encajada entre las celebraciones de las últimas copas y las vacaciones ansiadas por los futbolistas. Cuesta jugar así, pero no me imagino un España-Italia, sea en el deporte que sea, en el que los protagonistas no se jueguen el pellejo desde el momento en que finalizan los himnos (sigue el partido en directo en As.com).
Habrá quien argumente que España se juega mucho más que Italia por aquello de que la azzurra conquistó hace apenas dos años la Eurocopa. Cierto, pero la ausencia en los dos últimos Mundiales genera un síndrome de abstinencia que conviene calmar cuanto antes en el país de la bota. Mancini reconoce esas urgencias como también lo hace De la Fuente, que ayer dejó una frase carne de titular: “Lo veo como si fuera mi último partido”. Solo lleva dos, pero parecen haber servido para alimentar a aquellos que siempre están tras los arbustos dispuestos a disparar, da igual el seleccionador que se siente en el banquillo. Su debut con La Roja nos dejó un engañoso 3-0 a Noruega, una Noruega sin Haaland, que es como decir una sobremesa sin Jordi Hurtado, una victoria jalonada por el doblete de Joselu. Tres días después, sin embargo, no hubo goles con los que maquillar el discreto juego de la Selección. McTominay se encargó él solito de reabrir la caja de los truenos. Los dos goles del centrocampista del United dejaron tan noqueado a nuestro equipo que algunas de las frases en la rueda de prensa posterior al partido aún requieren un análisis de texto: “Esto me hace estar contento y ser optimista”. ¿? Sí, la dijo De la Fuente.
De aquella noche a la de hoy ha cambiado el panorama. Algunos de los ingredientes incluidos en esta Final Four chocan con la anunciada revolución tras el batacazo en el Mundial. Ahí está Jesús Navas, campeón de la Europa League a sus 37 años, también Jordi Alba, que a sus 34 toma el brazalete de capitán. Alba e Italia suenan bien en la misma frase. El lateral del Barça fue el autor del segundo gol en el recital con el que España conquistó su último gran título, la Eurocopa de 2012. De los 23 jugadores que integraban La Roja aquel día en el Olímpico de Kiev, solo hay otro que también estará hoy en Enschede. Navas, claro.
Batalla en el centro del campo
Es quizá una manera de recuperar galones ante una cita (39 veces se han enfrentado ambas selecciones) en la que habrá que dar el 110%. Italia es un duro hueso como ya dejó claro en la semifinal de la última Nations League, aquel duelo en el que un chaval de 17 años llamado Gavi demostró haber nacido para ese tipo de batallas. Hoy también estará en el once titular, donde no tendrá a Koke y Busquets a su lado. Todo apunta a que serán Rodri (si le da la gasolina tras su inmensa final de Champions) y Mikel Merino los que le acompañen para hacer frente a una línea de guerrilleros con Jorginho, Barella y Verratti a la cabeza. Unai y Kepa luchan por la titularidad, Le Normand podría formar junto a Laporte un eje de la zaga con aroma francés mientras que Morata cuenta con todas las papeletas para enfrentarse a un rival al que conoce bien. Al que conocemos todos. Cuando aún esté sonando el Fratelli d’Italia ya te han quitado el primer balón.