Y Vinicius no estuvo solo

Ovación y brazalete. Cenital. Era la noche de Vinicius y lo fue de principio a fin. De revertir la balanza de ese sentimiento de soledad en la lucha antirracista que el futbolista, en la rueda de prensa previa al partido, transmitió entre lágrimas. Desde la previa al partido empezó a latir un cariño especial hacia el futbolista. “Lo vamos a aplaudir desde el calentamiento”, decían dos brasileños al micrófono de AS. Y cumplieron. Porque ahí empezó todo.

Vinicius saltó a calentar con el resto de sus compañeros y la ovación fue de equipo local. Saludó a la grada y esta respondía con aplausos. Ahí se generó tal bucle, que como el jugador quería agradecer constantemente el cariño recibido, no cesaba de saludar. Bromeaban sus compañeros con él, le daban collejas cariñosas. Y los miembros del staff, abrazos. Vinicius, al menos por una noche, ya sabía que no iba a estar solo.

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Capitán

No lo estuvo. Brasil, por primera vez, le dio el brazalete de capitán. “La CBF entiende que es el protagonista indiscutible del partido, cuyo lema es la lucha antirracista”, fue la explicación oficial. La canarinha saltó al campo con Vini a la cabeza, líder durante el himno. A partir de ahí, fútbol. El cariño a Vinicius se transmitió en forma a aplausos -tímidos en función del peligro de la jugada- cuando tocaba el balón. El Bernabéu estuvo con él. Cariñoso. En su noche.