Pablo Torre es un tesoro
El centrocampista del Girona le cambió la cara a una Sub-21 tibia que le ganó a Hungría con un gol suyo y otro de Carlos Martín. La Rojita sigue sin encajar.
La Sub-21 mantiene el rumbo fijo hacia el Europeo 2025. Cuatro partidos, cuatro victorias, 13 goles a favor y ninguno en contra. Unos números de líder que habrá que reforzar el martes ante Bélgica después de vencer ayer a Hungría en Huelva. A La Rojita le valió con un par de acelerones para llevarse los tres puntos en un partido que cambió con las entradas al campo de Samu y Pablo Torre.
Después de cuatro partidos, Denia va perfilando el once de esta nueva generación. Cuñat es fijo en la portería, al igual que Francés y Marín en defensa. Novoa le ha ganado la partida a Arnau Martínez en el lateral derecho, mientras que para el izquierdo se han abierto oposiciones para las que Álvaro Fernández demostró ayer haber estudiado. Turrientes y Barrios dirigen la sala de máquinas y el que ya no es fijo es Gabri Veiga, al que Fermín le ha comido la tostada desde que se fue a Arabia. Arriba, Denia prefiere a Samu y Assane más como revulsivos que en el arranque.
Fue un partido sin sorpresas, pero con algún susto. España se hizo pronto con la pelota y Hungría se dedicó a rezar y esperar. Su plegaria casi se ve recompensada cuando Komaromi sorprendió a Cuñat en una falta lateral que se envenenó, pero el del Amorebieta reaccionó a tiempo y ya nada más se supo del ataque húngaro. Tampoco es que La Rojita fuera un festival ofensivo en la primera parte, pero tuvo la pelota y paciencia, que ya se sabe que es la madre de la ciencia, también de la del gol. El más paciente de todos fue Carlos Martín, que apenas había tocado la pelota cuando le cayó en el área pequeña tras un centro de Álvaro Fernández que tocó en Diego López y que remató a gol el delantero del Mirandés en el 36′.
Las entradas de Assane, Pablo Torre y Samu en el 61′ les dieron otro espíritu a La Rojita. Uno más vertical y vertiginoso. Tanto que cinco minutos después Torre ya había hecho el 2-0 al cazar un rechace de Heygi tras una gran jugada personal de Samu. El del Girona, con su movilidad, y el delantero del Alavés, con su sola presencia, le cambiaron la cara a España, que se volvió más atrevida, pero a la que le faltó algo de mordiente en los metros finales.
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