Lamine Yamal: se acabó el debate
Si Luis de la Fuente le da minutos este domingo contra Georgia, sumará su cuarto partido con la Selección absoluta y ya no podrá vestir la camiseta de Marruecos.
Si, como parece probable por evitar más suspense, Luis de la Fuente la da minutos a Lamine Yamal (13-7-2007) esta noche en Valladolid ante Georgia, el chico criado en el barrio de Rocafonda jugará, a sus 16 años y cuatro meses, su cuarto partido con la Selección absoluta, por lo que quedará inhabilitado para jugar con Marruecos, que soñó durante meses con seducirlo para que el jugador del Barça, con doble nacionalidad, vistiese la camiseta del semifinalista en el Mundial de Qatar. Básicamente, lo de Lamine se trata de un trámite. Una vez escogida la Selección, con la que debutó el 8 de septiembre contra el mismo rival de hoy, Georgia, la decisión era prácticamente definitiva. Según los acuerdos a los que la FIFA llegó en su Congreso mundial en septiembre de 2020, Lamine hubiese tenido que esperar tres años para jugar con Marruecos después de debutar con España. Pero por si había alguna duda, quedará zanjada si el chico tiene unos minutos esta noche.
El compromiso de Lamine con la Selección siempre ha sido absoluto, aunque es cierto que hubo un momento de crisis. El pasado mes de marzo, la FEF decidió desconvocarlo de una convocatoria de la Selección Sub-17 por un episodio de indisciplina en el que también estuvieron implicados un jugador del Real Madrid y otro del Atlético. El Barça se puso del lado de la FEF y también sancionó al jugador, que estuvo cuatro partidos sin ponerse la camiseta azulgrana. Fue entonces cuando Lamine hizo algún movimiento en redes sociales que animó a Marruecos a lanzarse a por el jugador. Pero ese episodio sirvió para que el jugador, muy cercano a su entorno y representado ahora por Jorge Mendes, reflexionase y, por supuesto, ratificase su deseo de vestir la camiseta de la Selección. La FEF, rápida, acabó con el debate con su debut en septiembre.
Lamine no ha dejado de ser noticia estos días en la Selección. Llegó a la concentración en medio de mucho ruido después de que Lewandowski, en un mal gesto, le negase el saludo por no pasarle un balón en el Barça-Alavés. Respaldado por todo el vestuario, trabajó en silencio durante tres días y habló en el campo, con un gol dulcísimo contra Chipre, en el que definió con la pausa que sólo tienen los grandes. Lleva dos goles en tres partidos con la Selección, es uno de los grandes reclamos del partido de esta noche y tiene casi seguro un premio gordo el próximo verano. Él quiere Eurocopa, pero si los mayores como Ferran, Oyarzabal, Olmo, Nico y compañía le dejasen sin sitio, le quedaría la experiencia grande de unos Juegos en París.
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