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Europeo Sub-17

Lamine tiene las llaves

La Sub-17 saca su mejor versión cuando el del Barça se enchufa al partido. Depende del sistema, Julen Guerrero lo utiliza como extremo o mediapunta.

Lamine Yamal, en un entrenamiento de la Selección Sbu-17.
EDUARDO CANDEL REVIEJODiarioAS

“Cuando no sepan qué hacer, pásenle el balón al 10, él sí lo sabrá”. La frase, atribuida a Menotti, fue la consigna principal (y apócrifa) de los jugadores argentinos en el Mundial de España, en 1982. El 10, claro, era Maradona. Han pasado 40 años y el mandamiento de dársela a la estrella para que resuelva los problemas sigue vigente. El Real Madrid tiene en Vinicius al mejor y casi único camino para romper líneas enemigas y llegar al área. Griezmann actúa como faro que ilumina el juego del Atlético de Madrid y de la selección francesa. Leão hace lo propio en el Milan y Musiala, al igual que Pedri en el Barça, ejercerá más pronto que tarde de capitán en el Bayern y la selección alemana. Bien, pues la Sub-17 también tiene su Señor Lobo particular, Lamine Yamal.

El jovencísimo jugador del Barça ha sido el mejor jugador de La Rojita en la primera fase del Europeo que se está celebrando estos días en Hungría. Con dos goles y una asistencia en tres partidos, Lamine ha guiado a España a los cuartos de final del torneo continental, un objetivo vital para los intereses de la Sub-17, que el próximo sábado, ante Irlanda, se jugará su billete al Mundial de la categoría.

El atacante de Esplugues de Llobregat ha ido de menos a más en el Europeo. En el primer partido ante Italia, Julen Guerrero lo situó en la banda derecha en un 4-2-3-1 en el que no se encontró muy cómodo. Quizá por los nervios del primer partido. Aun así, sus compañeros no dejaron de buscarle para que intentara el uno contra uno. Lamine dejó varios detalles de calidad, jugadas de desborde y regate que en el último momento se torcían o en las que no encontraba socios que le apoyaran. Con el paso de los minutos, centró su posición, jugó más al toque y La Rojita terminó remontando el gol inicial de Italia gracias a un doblete de su compañero azulgrana Guiu.

Cambios de dibujo

Fue el cambio de sistema ante Eslovenia el que desató a Lamine. Julen Guerrero optó por alinear una defensa de tres centrales y jugar con carrileros largos. El nuevo dibujo (3-4-2-1) le daba libertad a Lamine, que dejaba de estar atado a la banda, entera para Arza. España dominó el partido de cabo a rabo, sobre todo en una primera mitad mágica en la que el 10 de España se encontró muy suelto, moviéndose por todo el frente de ataque y asociándose constantemente con sus compañeros. El azulgrana asistió a Óscar Mesa en el 2-0 y en la segunda parte anotó de penalti el tercer gol de La Rojita, que dejaba prácticamente sentenciado el pase a la siguiente ronda.

Ante Serbia, Lamine volvió a tener las llaves del encuentro. España salió con el mismo dibujo que ante Eslovenia, con tres centrales, y Lamine se movió con libertad por donde quiso. La Rojita dominó la primera parte, sin riesgos ni prisas, aunque le faltó la profundidad de los partidos anteriores. Julen resolvió el problema en la segunda. España volvió al 4-3-2-1 y Lamine, a la banda. Como extremo, el atacante catalán fue un dolor de cabeza para la defensa serbia que no sabía como pararlo. Sus compañeros se dieron cuenta de que estaba enchufado y le buscaron constantemente. Cuando quedaban diez minutos para el final, España perdía 1-0 y había cedido el liderato del grupo a Serbia. Pero entonces Lamine pidió la pelota, regateó a su par en la esquina del área, se perfiló y lanzó una rosca perfecta a la escuadra para hacer el empate. Ya sea por dentro o por fuera, Lamine Yamal, el jugador más joven en debutar con el Barça, tiene las llaves que le abren a España las puertas del Europeo.