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Qatar 2022 | SELECCIÓN

La Roja comete el mismo error que en Rusia 2018

Ante Marruecos, la Selección dio 1.019 pases sin crear apenas peligro en todo el partido. Hace cuatro años, cayó ante Rusia en octavos dando 1.174.

La Roja comete el mismo error que en Rusia 2018
BERNADETT SZABOREUTERS

La Selección tropezó ante Marruecos con la misma piedra que la hizo desvanecerse en el Mundial de Rusia 2018, en el que también fue eliminada en los octavos de final tras perder, también por penaltis, ante el equipo anfitrión en un partido con bastantes similitudes al de ayer. España tuvo el control del balón más del 70% del tiempo en ambos encuentros, un porcentaje altísimo que en ninguno de los dos duelos se reflejó en la creación de oportunidades claras de gol. Un tiqui-taca aplicado más por costumbre que por convencimiento que define una dramática falta de ideas para hacer llegar la pelota al área rival.

Si hace cuatro años España completó ante Rusia 1.174 pases, récord en un Mundial, para crear solo 13 ocasiones de gol, los chicos de Luis Enrique dieron ante Marruecos 1.019 pases, tercera mayor marca de los Mundiales, según los datos de OPTA, para tener el mismo número de oportunidades. Una posesión prácticamente estéril que se aleja de la idea de juego con la que España se presentó en esta Copa del Mundo ante Costa Rica (7-0).

Esos 1.019 pases que dio la Selección le proporcionaron tener el 76,8% de la posesión, pero solo 267 fueron en el último tercio del campo rival, el 26,2% del total. Es decir, que España tuvo mucho más la pelota, pero jugó tres cuartas partes del encuentro muy lejos de la portería de Bono, lo que explica por qué fueron los dos centrales los jugadores que más tocaron el balón en los 120 minutos de partido.

Pases horizontales en defensa

Rodri fue el futbolista que más pases completó (216) y Laporte el segundo (174), con una media conjunta de 3, 25 pases por minuto. Pedri, que jugó muy lejos del área, fue el centrocampista que más balones dio a sus compañeros, 134, pero la mayoría fueron para Laporte y Jordi Alba en la zona media. Un síntoma de que a España le cuesta crear cuando el rival se encierra y para el que en cuatro años Luis Enrique no ha sabido poner remedio: en aquel soporífero partido ante Rusia también fue un central, Ramos, el futbolista más participativo y la conexión entre el camero y Alba fue la más repetida.