El genio que vino del futuro
Lamine Yamal se ha convertido en el futbolista más joven en jugar y marcar en la historia de la Eurocopa. Todo eso, antes de cumplir los 17 años.
De padre marroquí y madre guineana, Lamine Yamal, nacido en Esplugues de Llobregat (Barcelona) el 13 de julio de 2007, llegó al mundo con el don de elegidos. La fotografía viralizada estas semanas, de Messi sosteniéndole cuando apenas era un bebé de cinco meses en el proceso de creación de un calendario solidario, es una casualidad maravillosa que parece toda una señal. Este verano, en Alemania, Lamine Yamal se ha convertido en el futbolista más joven en jugar y marcar en la historia de la Eurocopa. Todo eso, antes de cumplir los 17 años.
Criado en el humilde barrio de Rocafonda, en Mataró, la de Lamine había sido una explosión controlada durante el último año hasta que se ha producido el estallido final durante la Eurocopa. Xavi lo hizo debutar en el Barça cuando apenas tenía 15 años y nueve meses en un partido de Liga contra el Betis. Su talento, desbordante, ya asomaba en las categorías inferiores del club azulgrana. Xavi no esperó más y decidió llevárselo a la gira por Estados Unidos. Para entonces, ya estaba apalabrada la firma de su primer contrato profesional, que no podía rubricar hasta que cumpliese los 16 años. Atado sólo hasta 2026 con una cláusula de 1.000 millones de euros, el Barça negocia ya una ampliación hasta el año 2030 que sólo podrá firmar cuando sea mayor de edad. Hasta entones, la FIFA sólo permite que los menores firmen contratos de menos de tres años.
Lamine fue un trueno a principios de esta temporada 2023-24, lo que obligó a Xavi a adelantar los plazos. Eso también llamó la atención de Luis de la Fuente, que mirando ya al futuro inmediato, la Eurocopa de Alemania, le convocó en septiembre para que fuera integrándose al grupo. Y, de paso, para acabar con los rumores del interés de Marruecos en incorporarlo como más tarde hizo con Brahim. Lamine tuvo un debut estruendoso con la Selección. Jugó y marcó con Georgia. Y pese a un valle que le tuvo dos meses participando pocos minutos con el Barça, en la FEF no hubo ninguna duda. “Vendrá seguro a la Eurocopa”, decían fuentes federativas. Por si había dudas, Lamine se presentó al mundo en el mejor escaparate posible: un partido internacional contra Brasil en el Bernabéu. Volvió loco a Beraldo, del PSG, y convenció a Luis de la Fuente de que debía tener un peso importante en el campeonato.
Su Eurocopa y la de su amigo Nico Williams, los chicos tik-tok, ha sido lo más refrescante del campeonato. No es sólo lo que han hecho, sino lo que está por venir. Decisivo ya en el primer partido, cuando amargó a Gvardiol y la dio la asistencia del 3-0 a Carvajal, fue dejando perlas en cada partido. Su tirazo que se fue a milímetros de la portería de Donnarumma contra Italia. Su asistencia de clase a Olmo contra Alemania. Y, finalmente, el trueno de gol contra Francia que dio la vuelta al mundo y le confirmó como nuevo niño prodigio del planeta fútbol. El fenómeno Lamine ha trascendido el fútbol. Es el reflejo de la nueva interculturalidad de España, el símbolo de la generación Z, pero también de los futboleros de toda la vida que han visto a muy pocos como él. Un tipo capaz de batir registros del mismo Pelé.