“Antes te decían negro y no te defendía nadie”
Benjamín (Valladolid, 1976) hace de anfitrión del España-Bulgaria para AS. Amigo personal de la madre de Lamine, habla del ‘10’ del Barça, del nuevo paisaje de la Selección y del problema endémico del racismo.
“No me aburro”, dice espontáneo Benjamín Zarandona (Valladolid, 2-3-1976), que recibe a AS para hacer de anfitrión del España-Bulgaria que se juega en Valladolid. Internacional y campeón de Europa Sub-21, se quedó a milímetros de ir al Mundial de Francia en 1998 y luego no debutó. Cansado de esperar, jugó con Guinea. Un giro en su vida, otra ilusión. Sangre africana. Lo mismo que Lamine…
¿Es un buen momento para que la Selección venga a Valladolid o el descenso del equipo coge a la ciudad con el pie cambiado?
No tiene que ver. Es un momento bonito para que la Selección venga. Lo veo como algo positivo para la ciudad. Que venga España siempre es una buena noticia. Siempre ha habido una gran relación de Valladolid con la Selección. En el José Zorrilla se ganó la primera Eurocopa Sub-21 con Eusebio, Ablanedo… Me acuerdo que lo vi aquí contra la Italia de Donadoni y compañía. Creo recordar que la siguiente, la del 98, fuimos nosotros…
Su relación con la Selección sí que es particular. Campeón de la Eurocopa Sub-21 pero con la espina de no haber debutado nunca en la Absoluta pese a que estuvo en una Preselección… ¿Cómo lo asimiló?
Fue todo muy rápido porque ese mismo año debuté con Iñaki Sáez en la Sub-21. Ganamos en Eslovaquia. Clemente hizo la preselección para el Mundial de 1998 en Francia. Estábamos tres jugadores extra (también estaban Celades y Roberto Ríos) por si se lesionaba alguien. Sabía que era difícil porque no había debutado en la Absoluta. Al final, fue lo más justo… Tenía la ilusión de ir pero me tocó apoyar de lejos.
Fue a rodar incluso el anuncio de la canción de la Selección para el Mundial…
Con Rosana. El “quiero estar contigo, quiero estar contigo…”. Me acuerdo que llevé a la grabación una camisa horrorosa color pistacho que la he visto luego. Todos íbamos vestidos muy mal… (risas).
¿Por qué luego no debutó si había estado a un paso?
Yo me fui al Betis. Clemente llamó a Toni Prats y tenía opciones. Pero lo echaron después de Chipre y llegó Camacho. Luego, estuve lesionado con un problema de pubis y bajamos a Segunda. Eso ya lo volvió imposible. Para ir a la Selección, tú tienes que estar bien y tu equipo, también.
…Y se fue a jugar con Guinea. ¿Cambió su vida?
Bueno. Fui tarde con Guinea, porque con el Betis tuve años buenos, el equipo andaba bien y tenía esperanzas. Ganamos la Copa, nos clasificamos para la Champions y esperé. Pero después de eso vi que no tenía ninguna posibilidad y opté por ir con Guinea Ecuatorial, el país de mi madre. Y aquello fue maravilloso. Muchísima gente me conocía del Betis. Fue una ilusión.
Es imposible no preguntarle por Lamine Yamal. Él, como usted, tiene sangre guineana. ¿Se le nota?
Yo a Lamine ya lo vi en vídeos cuando jugaba el torneo de alevines de José Ramón de la Morena. En la cantera del Barça, siempre iba dos categorías por delante. Y cuando llega al cadete, ya estaba con el División de Honor juvenil. Era una barbaridad, un espectáculo. Y todos vieron que tenía una clase mundial. Y Xavi tuvo el valor de meterlo…, hasta hoy.
Conoce a su entorno, a su madre. ¿Qué le cuentan sobre su evolución?
Yo a él no lo conozco personalmente. A su madre sí la conozco de hace muchos años, porque es de Guinea Ecuatorial. Y desde benjamín o alevín, ya tengo noticias de él. Pero no puedo decir mucho más porque no le conozco personalmente… Tengo amistad con su madre y ya está.
¿Pero siente esa conexión por el origen?
Me alegro por él, claro. Su madre lo sabe. Que tenga arraigo con Guinea, a nivel de país, ha sido muy importante. Allí son muy seguidores de Lamine.
¿Le hace feliz ver a una Selección que ha ido incorporando el mestizaje a su paisaje y que gracias a eso ha ganado una Eurocopa por el talento de Nico o Lamine?
Es bonito. También la historia de Nico Williams, que la han contado su madre y su hermano. Es bonito. Nico y Lamine son jugadores que, aparte de jóvenes, han generado un fútbol tan divertido, que nos ha maravillado. Y si tienen raza negra, pues mucho mejor.
¿Se ve ahora con más normalidad que hace 25 años, se sentía raro?
No. Aquí, cuando llegamos a Valladolid, éramos la única familia negra. No había negros prácticamente, pero nunca tuve ningún problema. Tal vez en campos de Tercera y Segunda B. Ahí sí que he recibido insultos racistas.
¿Pero antes se enfocaba de manera distinta?
Totalmente. Antes, no pasaba nada. nada. Antes, te insultaban y no te defendía nadie. Te ibas a tu casa. Era como una cosa normal que te dijeran negro en un estadio. Una triste realidad.
¿Y nunca decidió decírselo a algún directivo o a alguien para que tomase cartas en el asunto?
No, era una cosa normal en todos los campos. Y en todos los clubes. Es triste, pero es la realidad.
Se felicitará de que eso haya cambiado. Si Lamine va al Bernabéu y se le insulta, se señala y se denuncia.
Y lo de Iñaki. La sentencia Williams (un año de cárcel y dos sin ir a recintos deportivos por insultos racistas) es una grandísima noticia para que vayan cayendo. Porque empezaron a haber denuncias y todo quedaba en nada. Ahora se está haciendo justicia.
¿Considera como Vinicius que España es racista?
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España no es un país racista, pero sí hay muchos racistas. Y van a los estadios a echar la mala rabia que traen de casa. Y es cierto, también, que Vinicius no ha tenido a veces un comportamiento para moderar todo eso. No es justificable, porque sí es cierto que siempre hay cuatro tontos que insultan adrede y eso no puede ser.
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