Vitolo ve la luz
Cedido por el Atlético, mañana podrá volver a una convocatoria de Las Palmas, “si no pasa nada raro”, cuatro meses después. Apenas ha jugado 104 minutos.
En el colmo de la desgracia, Vitolo abandonaba abatido el césped del Estadio de Gran Canaria el pasado 11 de diciembre, cuando el Albacete se impuso en la Isla (1-2). Aquellas lágrimas que anegaban su rostro no eran más que el resumen perfecto del calvario de lesiones de vive el extremo grancanario desde hace un par de años, no solo desde que el verano pasado se certificara su préstamo a Las Palmas. Ese día, además, tocó fondo de la manera más cruel: tras saltar al césped en el descanso, cinco minutos después tuvo que pedir el cambio por nuevos problemas musculares. Tocaba volver a empezar.
Tan errática en el pronóstico, la propia UD anunció un plazo de tres semanas como periodo aproximado de baja, el cual está a punto de extenderse ya hasta los cuatro meses de ausencia. Puede que ni llegue, aunque por poco. Al palo. Ocurre que, “si no pasa nada raro”, el 7 de Las Palmas podrá estar en condiciones de ser convocado mañana por García Pimienta para recibir al Oviedo. Así lo anunció ayer el propio entrenador del equipo grancanario, en cualquier caso optimista pese a los tres entrenamientos que su plantilla tenía pendientes antes de este duelo (viernes, sábado y la activación de mañana por la mañana).
Desde aquel día de diciembre, poco o nada se sabía de Vitolo más allá de la eternización de su trabajo en solitario. “Cuando vuelve será importante. No le vamos a meter presión”, se repetía como un mantra desde el banquillo y los despachos amarillos. Hace unos días la UD empezó a servir fotos de los entrenamientos grupales en los que ya se veía integrado al extremo, lo que hizo disparar unas especulaciones que solo ayer fueron confirmadas por García Pimienta. Hasta entonces, todo era un enigma.
Hasta la fecha, la cesión de Vitolo por parte del Atlético de Madrid, con el 30 de junio de 2023 como fecha de caducidad sin más condicionantes, club al que le une una temporada más de contrato, está en las antípodas de ofrecer el resultado esperado. Diferentes problemas físicos en intervenciones médicas le impidieron jugar hasta el 15 de octubre, participando apenas dos minutos en la victoria de Ponferrada (0-1). Nunca terminó de arrancar, y en diciembre el motor se le caló del todo. Así, apenas ha podido acumular participaciones en siete partidos, ninguno de ellos como titular, y unos pírricos 104 minutos de juego, con un tope de 26 precisamente contra el Oviedo, a quien mañana recibe Las Palmas.
A la tercera etapa de Vitolo en el primer equipo de Las Palmas le quedan apenas ocho partidos para intentar un imposible: enderezar el rumbo de un viaje que carece de timón. Con el equipo tan rodado como parece, su participación podría ser anecdótica. En el Atlético de Madrid no se cuenta con él y, tras su errático paso por el Getafe, volver a sentirse futbolista solo parecía posible en su casa. Con su gente. Con Jonathan Viera, amigo del alma. La suerte, de momento, le ha regateado tanto como a él le gusta hacerlo sn el campo. En cualquier caso, el pibe parece habérselo dejado todo. “Sé que hay gente crítica, que no entiende nada, pero tampoco lo entiendo yo. Mis compañeros son testigos de que me dejo todo en los entrenamientos y mi familia de que me cuido como el que más para volver a estar sobre el césped como hace años y no está siendo posible”, dijo después de su enésima lesión. Pocos reproches y, de pronto, la luz al final del túnel. Su pequeña gran recompensa.