Una sangría que no cesa
El Espanyol encajó tres goles en casa y lleva ya seis en los últimos tres partidos
Si el Espanyol juega hoy en Segunda División es por un cúmulo de factores, eso es evidente, pero si hubiera que señalar uno casi todos coincidirían en la fragilidad defensiva. Una losa el curso pasado, donde prácticamente encajaron dos goles por partido. 69 goles en contra, más que cualquier equipo de la categoría, que le acabaron condenando al descenso. Unas cifras inasumibles para cualquier equipo, sea cual sea su objetivo. Y en Segunda, pese a un buen inicio, las cosas están empezando a torcerse.
Tras el empate en Albacete (1-1) y mantener la portería a cero contra Racing y Mirandés, el Espanyol ha vuelto a las andadas. Recibió dos tantos del Amorebieta, uno del Levante y tres del Eldense. Y volvieron los fantasmas de la temporada pasada: para ganar, o puntuar, el Espanyol necesita marcar muchos goles. Por el momento lo han solventado relativamente bien, dos victorias y un empate, pero encajar dos goles por partido es insostenible a largo plazo. Y más cuando esto pasa en casa. La sensación de que en el Stage Front Stadium cualquier equipo, por poco que haga, se adelanta en el marcador vuelve a ser una realidad. Tanto Amorebieta como Eldense llegar al descanso con un 0-2 a favor.
Y claro, llueve sobre mojado. Principalmente, porque la defensa es donde menos cambios ha sufrido el equipo. Cierto es que ha llegado Ramon y que Omar El Hilali le ha ganado la partida a Óscar Gil, pero en esencia son los mismos jugadores que la temporada pasada no supieron cerrar la portería del Espanyol, Pacheco incluido. Bueno, en realidad son menos, pues César Montes, seguramente el mejor central del equipo, hizo las maletas a última hora del mercado. Siendo sobre el papel Brian Oliván el titutar, el único cambio es el de Omar por Óscar Gil. Para colmo, no se ha firmado ningún central. Solo hay tres (Calero, Sergi Gómez y Cabrera) y los tres arrastran la losa del descenso.
Fallos individuales… y colectivos.
Muchos de los goles que ha encajado el equipo vienen de errores individuales difíciles de corregir. Como el despeje de Pol Lozano, por ejemplo, que dio pie al primer gol del Eldense. O una pérdida del mismo jugador ante el Amorebieta. Pero hay otros tantos que sí tienen la culpa más repartida y en los que el cuerpo técnico tiene que intervenir. Algo que no esconde Luis García, que sabe que en esos automatismos defensivos está la clave para encajar menos. El principal, la defensa de los centros laterales. Así llegaron dos de los goles del Eldense y son jugadas donde los centrales pueden hacer más. Luis habló de “no perder el contacto” y de chocar para “interrumpir la trayectoria” dos conceptos básicos para defender este tipo de jugadas. Con el primero evitas perder de vista al delantero y con el segundo le impides llegar a posiciones de remate. Tienen una semana entera para trabajarlo, pues hasta el lunes no juegan en Tenerife.