Una liga de sólo dos jornadas
El Leganés hace cuentas por la salvación deslizando que en la última fecha será complicado rascar nada ni por el lado pepinero (visita al Granada) ni por el lado del Málaga (recibe al Ibiza)
Al Leganés le quedan tres jornadas para conseguir un punto que le permita afianzar matemáticamente su permanencia en Segunda División. Un objetivo que parece a priori sencillo, pero que en Butarque, alertan, no será tan fácil como parece. En primer, porque al Leganés en verdad le quedan dos, no tres jornadas de Liga. El cálculo es hipotético, claro, pero más de una voz autorizada considera que la última fecha está casi descartada como opción para poder pescar algo visto el rival de los pepineros y el del Málaga, equipo que marca el descenso.
El Lega visitará a un Granada que estará peleando por subir de manera directa y los malacitanos buscará seguir en Segunda (si para entonces aún tiene opciones) en la Rosaleda frente a un Ibiza desahuciadísimo y ya de paso por la categoría, como demostró el 0-5 con el que el Albacete le arrasó el pasado fin de semana en Can Misses.
Cuentas en seis partidos
Porque el Leganés hace cálculo con lo suyo y con lo ajeno, claro. En el calendario del Málaga, dos rivales ‘asequibles’ (como si algo fuera asequible en Segunda) y un miura. Los asequibles son el propio Ibiza y el Mirandés, equipo al que recibe el próximo sábado a las 21:00 ya sabedores de lo que haya hecho el Leganés, que juega este viernes en Burgos. La siguiente jornada, la del 20 de mayo, (horario unificado, todos los partidos con algo en juego en Segunda se disputarán a las 18:30) los andaluces visitan al Alavés, que también se está jugando el ascenso directo.
Para este partido, opinan en Butarque, todo dependerá de cuánta vida tenga el Málaga. Si por alguna combinación de resultados, los andaluces se ven con muchas opciones, creen que el equipo de Pellicer será rival peligroso por mucho que el Alavés parezca un equipo complejo. Ya el Leganés estuvo a punto de meterles mano hace dos jornadas. De no ser por fallos individuales, el equipo podría haber rascado un empate en un duelo en el que tampoco hubo exceso de ímpetu pepinero.
Cierre engañoso en Butarque
Así las cosas, al Leganés le queda, además del mencionado duelo ante el Burgos y ante el Granada, el último choque en casa ante el Andorra, un enemigo muy, muy, muy complicado con un entrenador (Eder Sarabia) que no deja espacio a la ausencia de competitividad. Todo lo contrario.
Ante este escenario, saben los madrileños que ese último duelo frente a los del Principado será asunto complejo. Sin olvidar, además, que el triunfo ante el Huesca fue especialmente emotivo (de penalti en el tramo final del partido), pero que no debe tapar la realidad: se pudo empatar y, de haberlo hecho, estaríamos ante un escenario totalmente distinto. Cero confianzas para este Leganés que aún no deja margen a la relajación.