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Sostenella y no enmendalla

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Mi buen amigo Jesús Cuadrado, que de fútbol sabe un rato, explica en pocas palabras a través de sus redes sociales lo que fue el Real Valladolid ante el Alcorcón: “El Valladolid juega en la banda izquierda sin escudo y sin lanza. Escudero vive en el centro, dejando al equipo sin protección ni profundidad en la izquierda. Además el central izquierdo es una tortuga y el extremo izquierdo es sedentario. El centurión envía a la derrota a la centuria”.

Dicho esto, que es un análisis en cuatro palabras bastante certero me parece a mí, lo que no entiendo es el empeño de Pezzolano en ‘sostenella y no enmendalla’, dicho que proviene del castellano antiguo y que han usado varios escritores (Gillen de Castro en Las Mocedadades del Cid y después Unamuno, Ramiro de Maetzu o Muñoz Seca en la Venganza de Don Mendo) y cuyo significado viene a ser este: La actitud de quien persiste, empecinadamente, en errores garrafales incluso a sabiendas; por orgullo o por guardar las apariencias. Aunque mantener ese error cause más daño que no mantenerlo.

Esto es lo que debió pensar Pezzolano cuando salió a rueda de prensa y aseguró que va a seguir insistiendo en esta misma idea, cosa que ya demostró durante el choque ante los ‘alfareros, ya que fue incapaz de corregir y eliminar la pradera libre que su equipo dejaba y por la que camparon a sus anchas las huestes amarillas cada vez que robaron el balón, marcando dos goles que pudieron ser cuatro perfectamente. Por contra el ataque del Valladolid fue una vez más romo, con un disparo de Monchu a las manos de Jesús como único bagaje.

La explicación del fallo en las transiciones me parece demasiado sencilla. El equipo falló en todo y lo hizo ante un equipo que venía con todas las precauciones del mundo, a encerrarse y provocar el fallo para la contra... y además se encontró con el regalo del espacio abierto generado por Pezzolano.

El técnico también dijo que tenían que ir cogiendo la idea. Ya sé que es el fútbol moderno y que el mercado abierto impide que las plantillas se cierren, pero entonces la pretemporada es una mentira, no vale para casi nada, ya que los que la han hecho o bien no están, o no van a estar. Cuando ves tantos del Promesas en cada entrenamiento, algo pasa. Parece que los partidos de Liga son el banco de pruebas donde se van aprendiendo mecanismos, el problema es que los experimentos hay que hacerlos con gaseosa y no con dinamita... que si te descuidas te estalla en la cara.

Resulta que Boyomo es un proyecto a medio-largo plazo, cuando ha sido un fichaje que ha costado dinero y cuando ha hecho falta, no está listo. A lo mejor el día que piensas jugar con tres atrás, tal vez hubiera sido más apropiado que jugara el camerunés que es más rápido y no desnudar las vergüenzas de Henrique a las primeras de cambio; el brasileño puede ser un central contundente pero posicional, viendo venir al rival y al balón, pero no teniendo que correr a por ellos.

El extremo sedentario del que hablábamos al principio es Kenedy, al que seguimos esperando para ver si un día despierta y demuestra el jugador que un día fue. Pero ahora mismo parece lejos, bastante lejos y no aprovecha las oportunidades que se le van dando.

Van a ser al final cuatro jornadas con el mercado abierto, un auténtico disparate. El Valladolid ha afrontado estas primeras jornadas sin centrales y sin delanteros, luego la planificación se define por si misma. Vale que Javi Sánchez está lesionado... de algo que no sabemos y Torres lo mismo, aunque él mismo salió a rueda de prensa tras su renovación y dijo que tenía molestias y que sería cosa de poco, pero ya ha pasado un mes y nadie sabe nada ya que hasta el club ha retirado de su web el parte médico en el que se hablaba de los lesionados y sus diagnósticos. Otra peculiaridad del ‘fútbol moderno’.

Y llegará Marcos André y parece que se acabarán todos los males, pero habrá que ver como llega y cuándo está listo para jugar. Los famosos periodos de adaptación y el ‘coger la idea’ de Pezzolano puede costarle al brasileño que además de haber sido operado en primavera del menisco, ha tenido dos campañas casi sin protagonismo en el Valencia, incluyendo este verano sin haber podido entrenar. Vale que quedan muchas jornadas y que hay tiempo, pero sigo creyendo que jugársela de esta forma en las cuatro primeras jornadas denota falta de músculo y algo de autocomplacencia por tener tantos abonados.

Batir récords en la grada no garantiza las victorias y el equipo y su técnico, de momento, están decepcionando a esos 21.000 fieles y eso es así y sino basta con ver a la gente marcharse en silencio del estadio. En Pucela somos así, rumiamos y masticamos la bilis en silencio, esos famosos silencios de Zorrilla que tanto daño hacen. Seguro que es sólo el principio y que una victoria en Albacete cambiará la percepción... o no.