Sin Cissé, no hay fiesta
El bajón de resultados del Leganés ha coincidido con la lesión y reentré del guineano. En estas jornadas se ha echado de menos su versatilidad y profundidad. Ante el Ibiza cambió el ritmo.
La ausencia de Seydouba Cissé y posterior reentré lenta en el Leganés ha coincidido con la racha de resultados que ha alejado al equipo de los puestos de playoff. Los pepineros están a diez puestos de la sexta plaza que defiende el Albacete después de haber sumado sólo siete de los últimos 24 puntos en juego, apenas tres más que los cuatro de 24 que logró en las primeras ocho jornadas, cuando fue colista.
Casualidad o no, lo cierto es que Cissé se cayó del equipo después de perder en Albacete, pistoletazo de salida de este mal momento de los blanquiazules. Retorno a la convocatoria cinco jornadas después, pero ante Las Palmas (0-0), no pudo participar sometida la pizarra de Idiakez a las circunstancias de jugar con uno menos desde el minuto 14 (roja a Juan Muñoz). Ante el Mirandés (0-0) emergió desde el banquillo en el 86′ y contra el Ibiza (0-1) tuvo 24 minutos más el añadido para, ahí sí, dar otro aire al Leganés y mostrar algunas de las virtudes que el equipo ha perdido sin sus servicios.
Cambio de ritmo
Irrumpió en el verde supliendo a Iker Undabarrena y desde entonces, ejerció a medio camino entre el pivote y el interior diestro. Esta última es su posición más eficaz. La primera, otra de las muchas en las que puede desempeñarse con eficacia notable. En el relevo le acompañó Fede Vico. El Leganés se desplegó en un 4-3-3 que arrinconó a un ya de por sí enchironado Ibiza. Eso sí, nada tuvo que ver el ritmo rápido que el equipo pepinero imprimió a su juego desde entonces con el control algo masticado que fue la primera mitad. Cissé tuvo buena culpa de ello.
Estadísticamente hablando su registro de pases fue casi impecable. Dio 36 y sólo falló tres. Fue, con un 92%, el jugador del partido con más de 30 pases que mejor estadística ofreció. Además, su virtud no fue tanto la cantidad como la calidad de esos pases, casi siempre con ánimo vertical y en muchas ocasiones visión transfronteriza. Sus pases superaron varias veces líneas rivales explotando su capacidad para ver los espacios. Miramón y Raba sacaron provecho con sus internadas. También con su capacidad para pisar área.
Llegada al área
Una de las mejores ocasiones del equipo en ese tramo nació de su cabeza al rematar por sorpresa un buen centro de Miramón. La bola le salió centrada, y no muy potente. Pero demostró que pisando área, tiene peligro. No obstante es el cuarto jugador del Leganés que mejores números registra en cuanto a mezcla de goles y asistencias: ha participado en cuatro tantos (dos goles, dos asistencias) frente a los ocho de Arnáiz y Juan Muñoz (ambos con siete goles y una asistencia en su haber) y los siete de Raba (cuatro goles y tres asistencias). Precisamente sólo Dani Raba supera en el global del curso a un Cissé que, además, es el único que también marca en 2023 si no lo hace los propios Muñoz y Arnaiz.
Prudencia y Zaragoza
Cissé sufrió una fisura en la mano tras jugar ante el Albacete y, después de ser operado, necesitó casi un mes para volver en plenitud. Hubo que ser prudentes porque cualquier mal gesto o golpe le podía haber dejado inmóvil la articulación. Poca broma. En ese periodo el Leganés ha echado de menos su dinamismo en la medular, su forma de pisar área o jugar a un ritmo distinto.
También su versatilidad, arma de la que se aprovechó Idiakez durante la buena racha blanquiazul, cuando el chaval era comodín para que el técnico pudiera acometer buena parte de sus movimientos. Ahora, ya en plenitud, está por ver si el técnico apostará por usarlo de inicio para tratar de asaltar La Romareda ante el Real Zaragoza, el equipo contra el que precisamente Cissé rompió a futbolista del primer equipo hace una campaña.