Sergio González, goleador, capitán… y protector arbitral
Tras ganar al Villarreal B con un gol suyo de cabeza, el capitán del Leganés desveló que pidió a los compañeros buen trato a Cid Camacho. “Es el primer árbitro que nos trata con educación”.
Sergio González es uno de esos jugadores que, de vez en cuando, ejercen de héroe, pero a los que llevar capa les sienta mal. Su perfil de tipo introvertido (en privado cambia esa percepción), callado y sin estridencias lo convierte en el nuero perfecto y, a la vez, un capitán llamativo. De los que no necesita gritar demasiado (aunque grita y mucho) para liderar un bloque. A este madrileño de 31 años le sirve con el ejemplo. Ante el Villarreal B lo enarboló para ser portador del brazalete, muro en defensa y goleador en ataque. Su tanto de cabeza ante el filial del Submarino Amarillo le dio al Leganés tres puntos que abren brecha precisamente de eso, de tres puntos, en el liderato.
No falla. De los cinco goles que este central ha marcado en su etapa como defensa pepinero, sólo uno (ante el Tenerife, en Butarque, derrota por 2-1) no ha servido para que los blanquiazules puntúen. Del resto, tres sirvieron para ganar (Ourense en Copa, Ponferradina y Villarreal B en Liga) y el último, para empatar (también ante la Ponferradina). Un talismán que, en verdad, se hace más importante en defensa, donde su áurea es de futbolista rocoso pese a su percepción de chico endeble. Y aún así, sorprende su despliegue.
Muro y percutor
Sirva como ejemplo que frente a los amarillos ganó tres de los cuatro aéreos que tuvo y dos de los cinco que tuvo al choque sobre el césped. Robó dos balones, tuvo tres intercepciones y consiguió dos entradas con éxito. Esto sin contar que de los 58 pases que intentó, sólo falló seis: 90% de efectividad. Tocó 69 veces la pelota y tres fueron para rondar el gol. Siempre a balón parado. Y a la tercera fue la vencida.
Un gol especial por lo deportivo y por lo personal. Junto a su pareja está esperando un bebé al que le dedicó el gol. “Llevábamos tiempo diciendo que los defensas también teníamos que hacer goles. Sabíamos que el Villarreal B encajaba en el balón parado. Hemos hecho hincapié… por suerte Portillo me ha puesto un balón perfecto. Tremendamente feliz”, reconocía en zona mixta donde también tuvo tiempo para lucir músculo de capitán con sus mejores armas. La educación y el ejemplo.
La “educación” de Cid Camacho
Así fue como quiso tratar a Cid Camacho, árbitro del encuentro al que pidió que sus compañeros tratasen con respeto. “En el gol anulado a Cissé he ido a hablar con él y me ha comentado que Ureña salía de fuera de juego y ha chocado con un defensor. Eso se interpreta como fuera de juego. Yo lo he visto muy lejos, no lo sé… pero tengo que decir que éste árbitro es muy respetuoso. Cuando las cosas se hacen bien, se tienen que decir, más allá de fallar o acertar en sus decisiones, es un árbitro que habla tranquilo. Educado. Se lo he dicho a mis compañeros, que teníamos que tratarle bien porque es el primero que nos trata con respeto… Hay que ponerlo en valor”, comentó tras el encuentro.
Lo ha jugado todo
Otro partido que completó de principio a fin. Así lleva toda esta temporada en la que lo ha jugado todo, 1.170 minutos. Por ahora, sólo 14 jugadores en Segunda han disputado íntegras las 13 jornadas y él es uno de los tres jugadores de campo que lo ha conseguido.
El resto son porteros. Tejero y Costas le acompañan en este mérito que, en su caso, es especial. Porque en sus tres primeras temporadas de blanquiazul siempre comenzó igual, sin minutos y alejado de la titularidad para, luego, hacerse intocable.
Ahora, con Borja Jiménez, se ha saltado esa fase de irregularidad inicial con la que era él mismo autocrítico para ser, desde el comienzo, un habitual. Más en este curso en el que estrena brazalete junto a Miramón y Jorge Sáenz. Un rol en el que le gusta desempeñarse. Como en el de goleador ejemplar y zaguero insuperable. Otra pieza destacada de este Leganés desatado.
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