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REAL ZARAGOZA

Sanllehí: “La historia de la Nueva Romareda acabará bien”

El director general del Real Zaragoza confía en la colaboración público-privada para resolver la construcción del nuevo estadio: “Sabemos que hay reuniones muy importantes a nivel institucional y tenemos muchas ganas de seguir trabajando en el proyecto”.

Zaragoza
Raúl Sanllehí.
Alfonso Reyes

Raúl Sanllehí (Barcelona, 1966) está convencido de que la Nueva Romareda, un estadio fundamental para el futuro del Real Zaragoza, será una realidad en los plazos previstos mediante un acuerdo de las instituciones aragonesas con la sociedad anónima deportiva. En una entrevista conjunta con AS y Radio Zaragoza, en el programa ‘Ser Deportivos Aragón’, el director general celebra el gran momento del equipo, huye del protagonismo y recalca una vez más la solidez y ambición del proyecto de club: “Los propietarios van muy en serio”.

-El proyecto de la Nueva Romareda acapara toda la actualidad de la ciudad desde la pasada semana…

-Desde el recurso de Podemos, y hasta la siguiente sentencia, tuvimos mucho miedo porque no veíamos hacia donde iba el proyecto. En el momento que parecía que se desatascaba continuamos en el proceso de búsqueda de financiación externa, pero nos encontramos con un escollo que al final ha resultado imposible de superar, que es la incertidumbre. En los mercados financieros la incertidumbre casi es peor que las malas expectativas, porque al menos las tienes. Aquí hay un elemento que no podías controlar, que es que en dos años te podían paralizar las obras y los mercados financieros no están nada cómodos en esa situación. Se ha intentado hasta el final, porque el compromiso, las ganas y la necesidad de hacerlo eran máximas, pero no ha sido posible.

-¿El grupo inversor no tiene capacidad para financiar los 140 millones de euros del coste del nuevo estadio?

-Es que no es su negocio. Evidentemente, tienen mucho músculo financiero. Esto está fuera de toda duda, son nombres conocidos y se conocen sus patrimonios, pero no es a lo que se dedican. Ellos son inversores y juegan con los mercados financieros y con la financiación externa. Es la manera de que tengan los negocios que tienen y en el momento que les cierras esa puerta se encuentran en una situación que no les permite seguir adelante.

-Ahora está en marcha la creación de una sociedad público-privada para la Nueva Romareda. ¿Qué parte podría aportar el Real Zaragoza?

-Estamos en fase de expectativa, de mirar lo que está pasando. Sabemos que hay reuniones muy importantes y relevantes a nivel institucional. Nosotros ya hemos dicho desde el primer momento que nuestro compromiso se mantiene y que nuestro interés y nuestras ganas de aportar son máximas. Prueba de ello es que hemos puesto a disposición del Ayuntamiento el anteproyecto que preparamos y ya dijimos en el comunicado que tenemos muchas ganas de seguir trabajando en el proyecto con ellos. Estamos esperando a ver qué acuerdos tienen entre ellos y vamos a analizarlo.

-Jorge Azcón dijo ayer que los impuestos de los zaragozanos y de los aragoneses van a tener que colaborar. ¿Teme que parte de la ciudadanía pueda ver con cierto recelo el proyecto?

-Yo espero que no, porque creo que es un proyecto fundamental para el club, pero también para la ciudad y para Aragón, y no es solamente por el Mundial, que en el corto plazo es lo más importante, porque te pone en el mapa mundial del fútbol. Creo que Zaragoza y Aragón deben tener un estadio referente como el que propusimos nosotros. A mí no me toca hablar de las prioridades de Aragón, pero creo que ésta debe estar arriba del todo, porque ya no sólo es una cuestión de imagen, es todo lo que genera tener un estadio referente, la riqueza que crea. Es un estadio no sólo de fútbol, sino para 365 días al año. Insisto en que no me toca a mí marcar las prioridades de Aragón, pero creo que ésta debería estar arriba.

-¿Ven en peligro el proyecto después de lo que ha ocurrido o hay convencimiento de que esto va a salir adelante sí o sí?

-Peligro hay, evidentemente, pero también hay convencimiento. Cuando algo lo quiere todo el mundo, al final tenemos que encontrar esa zona de compromiso general para que funcione. Yo tengo la sensación de que la historia de la Nueva Romareda acabará bien.

-¿Hasta qué punto pondría en peligro el proyecto deportivo que esto se dilatara en el tiempo?

-Sin ninguna duda, un buen estadio es una ventaja competitiva. Ya no es sólo la comodidad de tus aficionados y poder tener más capacidad, sino que tienes una ventaja a la hora de generar recursos y eso es fundamental. Para el Real Zaragoza, un estadio nuevo es parte fundamental del proyecto de futuro.

-Hace justo un año, usted estuvo en estos micrófonos en un momento crítico del Real Zaragoza. ¿Esperaba un cambio tan relevante del equipo?

-El año pasado fue muy duro en la parte deportiva. Nosotros llegamos a la conclusión de una temporada, con poco tiempo de planificación. Esta temporada la empezamos a planificar con Cordero desde enero y eso te da la oportunidad de llegar antes al mercado, por lo que las circunstancias son muy diferentes. También la duración de los contratos de los jugadores no era la misma y eso nos ha permitido hacer una revolución controlada. Estamos muy contentos donde estamos ahora. Yo me siento muy tranquilo con el equipo que tenemos. Para mí los dos pilares son el entrenador y el director deportivo, cada uno con sus responsabilidades y sus objetivos. Haberlo podido planificar bien con las personas adecuadas para hacerlo ha sido fundamental.

-Normalmente los entrenadores están de paso, pero la continuidad de la dirección general y de la dirección deportiva es lo que permite a los clubes consolidar un proyecto a medio-largo plazo…

-Cuando yo fui al Arsenal fue justo para acabar la etapa de Wenger, que llevaba 22 años como mánager. Yo no creo en ese modelo y además lo he sufrido. Yo creo mucho en la especialización y el entrenador se debe centrar en la competitividad y el rendimiento del equipo. Es mucho más cortoplacista. Él tiene que analizar al rival, la temporada, las lesiones o los chavales de la cantera que pueden subir, mientras que el director deportivo es el que tiene que poner la filosofía de lo que tiene que ser el club. Tiene que saber los recambios que hay tanto en el mercado como en la casa y la conexión entre ambos es fundamental. Si no la hay no va a funcionar. Y se me ocurren infinidad de clubes en los que ves que hay tensión entre el director deportivo y el entrenador. Aquí, gracias a Dios, son dos personas que han entendido perfectamente el modelo, porque yo antes que al nombre he querido traer al hombre. El encaje es fundamental, si no, no va a funcionar. El modelo para mí es innegociable porque si te pones en manos de un mánager, como en Inglaterra, el día que se vaya tienes que redefinir todo el club. Al igual que el director deportivo no puede decirle nunca al entrenador quién tiene que jugar. Eso es una decisión del técnico, que es el máximo responsable del vestuario. Y lo han de entender ambos y en el caso del Real Zaragoza aseguro que tenemos dos personas que no sólo lo entienden, sino que además defienden este modelo, lo que para mí es una tranquilidad absoluta.

-¿Hasta qué punto fue clave su decisión de cambiar de entrenador y director deportivo para poner las bases del proyecto de esta temporada?

-Tengo el máximo respeto por Torrecilla y Carcedo, pero llegó un momento de la temporada en la que se vio claro que teníamos que dar un volantazo. Vimos que teníamos que cambiar en los dos puestos para poder sobrevivir el resto del curso y planificar el siguiente. Por eso lo hicimos antes de Navidad. La del técnico era la más urgente. Una vez que sabíamos que Escribá estaba en el mercado la prioridad fue hacerlo lo más rápido posible. Estoy muy orgulloso de cómo lo hicimos, porque tardamos 24 horas entre el anuncio de una destitución y la presentación del nuevo entrenador. Teníamos muy claro quién tenía que ser y en la reunión en donde lo conocí, que empezamos a las siete de la tarde y acabamos a las seis de la mañana, ya había convencimiento total al primer cuarto de hora. Cuando le expliqué el modelo y me lo compró y vi la afinidad y el encaje que teníamos, ya le dije que no nos íbamos a levantar sin que él se viniera conmigo a Zaragoza.

-Un técnico que llevaba entrenando una década en Primera División…

-Pero compró el proyecto rapidísimo, porque le expliqué muy bien la idea que llevaban los inversores. A mí me pasó lo mismo cuando me plantearon este proyecto. Se trata de devolver a un club a su sitio. Cualquier persona del fútbol no considera al Real Zaragoza un club de Segunda División. ¿Lleva once años? Sí, pero no es un club, una ciudad, una afición o una prensa de Segunda División.

-Habla de un proyecto en el que se ha inyectado el dinero necesario para que el club realmente pueda aspirar a algo y que ha tenido una traducción inmediata en la respuesta de la afición.

-Cuando entré en este proyecto, mi decisión definitiva fue cuando conocí al grupo inversor y vi su seriedad. Y no sólo es un problema de tener el dinero, sino de cómo lo quiero utilizar y, además, cuánto sé de fútbol. La inmensa mayoría es gente del mundo del fútbol y tenían muy claro cómo querían poner el dinero. No sólo inyectar dinero en el club, sino hacerlo de la manera más eficiente y que deje al club más sólido y sano, y pueda crecer de cara al futuro. El Real Zaragoza era un club que estaba ahogado y han ido directos a esa yugular. Recuerdo que el año pasado pusieron más de cinco millones para acabar con la deuda histórica con Hacienda. Con eso, además de la imagen que te da en LaLiga, ya que les demuestras que vas en serio, y en las instituciones, están dando un golpe de efecto tremendo. Y estás haciendo algo que está beneficiando a tu club, porque pagas menos intereses y tienes más dinero para poder usar en el campo. Y ahora pasa lo mismo con la oferta sobre la deuda concursal. Estamos yendo siempre a lo mismo, a hacer este club mucho más sólido, porque si tú haces un edificio y los cimientos no están bien hechos, se acabará cayendo. No se trata de hacer un edificio muy alto, sino de hacerlo paso a paso, pero que esté fuerte. Eso es lo que más me gusta de este grupo, que va en serio. El compromiso que están demostrándonos constantemente yo lo noto en mi persona porque físicamente no están aquí, pero da igual. La distancia, hoy en día, se acorta y siempre que tienen la oportunidad vienen porque están involucrados y lo viven como una cosa suya.

-Volviendo al estadio, ¿piensa que se ha utilizado el proyecto de la Nueva Romareda políticamente?

-Cada uno tiene su propio diagnóstico de lo que ha pasado. Es verdad que ha coincidido con una época de elecciones, pero el club tiene que ser apolítico. Representamos a una inmensa variedad de gente de diferentes creencias en todos los sentidos, no sólo políticas. No nos podemos abanderar con nada.

-En el anteproyecto se hablaba de un estadio para 42.500 espectadores. ¿Se contempla aumentar la capacidad ante la respuesta de la afición esta temporada?

-Es una cuestión muy delicada a la que se le han dado muchas vueltas. No hay nada peor que un estadio sobredimensionado porque queda desangelado. Hay que pensar que hay que jugar todos los partidos y hay que buscar el equilibrio perfecto. A mí La Romareda me impresiona. Hay esta leyenda negra de que mentimos con el número de espectadores, cuando es imposible porque hay unos tornos, pero es que cuando hay 20.000 parece que está lleno, cuando son sólo dos tercios de la capacidad. Cuando a mí me dan los números también me parece que no puede ser, pero hay unos tornos a los que no puedes engañar y los números son correctos. También hay flexibilidad para hacer ampliaciones después, pero es muy peligroso tener un estadio sobredimensionado. Los clubes que lo tienen, sufren auténticos problemas y tienen que poner lonas en los fondos. Estamos buscando el equilibrio perfecto. Creo que 33.000 espectadores se queda cortísimo, a pesar de que tampoco ha habido tantos llenos completos en los últimos años, y uno de los objetivos en lo que queda de temporada es asegurarnos de que los abonados que no vienen cedan el carné para que el campo esté lleno. Yo tengo muchas ganas de ver qué pasa el día del Mirandés, que es la hora perfecta en un día perfecto. Es la tormenta perfecta, si no hay tormenta, para que sea un día histórico, de ver lo que genera el proyecto.

-El mejor eslogan del proyecto es seguir ganando, ¿verdad?

-Por supuesto, pero seamos conscientes de que es imposible ganar todos los partidos. El otro día hablaba con Escribá y hacíamos, como todos, una comparativa con su campaña en el Elche. Él me recordó que hubo un momento en el que tuvieron dos derrotas seguidas y que tras esa segunda derrota sabían que había que pararlo, porque todo eso podía generar una frustración tremenda. Cuando caes de arriba, caes de mucho más alto. Ojalá que esta racha continuara durante toda la temporada, no renunciamos a nada, pero viendo la historia y la competitividad de Segunda es improbable. Por tanto, es muy importante cómo se gestione ese momento, que llegará, tanto internamente como por parte de la afición y el entorno. Es muy importante que la gente se dé cuenta de que todos tenemos que sumar para superar esa posible crisis que va a haber porque todos queremos llegar donde queremos llegar.