Redefinir al Zaragoza, primera obligación de Julio Velázquez
El nuevo entrenador hereda un equipo derrumbado y sin pulso, con media plantilla desorientada y sin confianza y donde todos parecen peores o por debajo de su mejor versión.
Escribá se despidió dando abrazos, pero deja un Real Zaragoza absolutamente derrumbado, sin pulso. Incapaz de ganarle a nadie. Hace semanas que se había convertido en un problema de primer orden, alejado de cualquier solución al extravío futbolístico que él mismo creó y fomentó en la plantilla con sus continuos cambios de sistema y en la alineación, pero, aunque su destitución era de manual, se le sostuvo en el cargo contra viento y marea hasta que La Romareda acabó dictando sentencia.
No hay muchos casos de un técnico que haya involucionado desde el liderato, pero Escribá jugó siempre a no equivocarse, también en las victorias, y acabó por equivocar a todos. Y su Zaragoza se fue cayendo hasta desaparecer. Así que éste es el escenario al que llega Julio Velázquez, un apagafuegos de la máxima confianza de Cordero, especialista en acudir al rescate de equipos en serios apuros, que aspira a darle la vuelta a la situación del Zaragoza y poder relazar su carrera en el fútbol español.
Un cambio de entrenador es siempre un elemento agitador, un estímulo para una plantilla desorientada, donde casi todos parecen peores o por debajo de su mejor versión, pero a la terapia de choque psicológica de los primeros días, para levantar el ánimo y la moral, habrá necesariamente que unir un patrón de juego reconocible que permita el crecimiento individual de todos, especialmente de futbolistas como Marc Aguado, Maikel Mesa o Toni Moya, cuyo rendimiento ha caído en picado entre tanto desbarajuste táctico. Esa es una condición principal para poder resucitar al Zaragoza, como lo es también definir el papel y el juego de los mediapuntas y de los extremos, de jugadores como Valera, Bermejo, Manu Vallejo o Maikel Mesa, sumergidos en la improductividad. En definitiva, hay que determinar a qué quiere jugar el Real Zaragoza y sostenerlo en el tiempo con titulares y suplentes, porque en el fútbol siempre hubo y habrá titulares y suplentes, y porque cuando un entrenador profesional quiere contentar a todos no contenta a ninguno.
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