Raúl Navarro, el multiusos que se curtió en Los Anexos
El sevillano ha sido titular en los siete partidos del Burgos, adonde llegó en 2020 después de ser capitán y capital en el Real Valladolid Promesas.
La estancia del Burgos en Segunda División cumple tres temporadas; ahora, bajo las órdenes de Bolo, antes, bajo las de Calero, el hacedor del ascenso y de las dos holgadas permanencias. El técnico madrileño edificó sus éxitos sobre una columna vertebral mutante, en la que unas cuantas piezas han cambiado y a la que, con su sucesor, se mantienen otras como Mumo, Aitor Córdoba, Unai Elgezabal o un Raúl Navarro que vuelve este domingo a la que fue su casa durante tres años.
Salvo desgraciado imprevisto, el jugador andaluz cumplirá este año el centenar de partidos en Segunda, después de hacer lo propio la pasada campaña con la zamarra blanquinegra. Sin embargo, antes de recalar en El Plantío, fue lo que es hoy, un futbolista multiusos, en Los Anexos, donde llegó a ser capitán del Real Valladolid Promesas. Lo fue por edad, ya que se mantuvo en el filial por encima de la etapa sub’23, y por los galones que le otorgaron ser en dos ocasiones el jugador más utilizado del equipo (en la restante fue el tercero), merced a su adaptabilidad.
No en vano, Navarro recaló en Valladolid como teórico lateral derecho, aunque en el mismo anuncio del club se hacía mención a un rasgo que le ha ayudado en su camino hacia LaLiga: la polivalencia. Así, durante el primer curso, Miguel Rivera lo utilizó en hasta cinco posiciones diferentes: como lateral por ambos costados, como mediocentro, como extremo por la derecha e incluso como central, a pesar de no alcanzar los 180 centímetros. A esto le daría continuidad Javier Baraja los dos años siguientes, ubicándolo frecuentemente en la línea defensiva, fuera donde fuese.
El verano de 2020 dejó atrás las rayas blanquivioletas para formar parte del proyecto del Burgos, donde las exigencias del guion hicieron que jugara, sobre todo, como lateral izquierdo, al encontrarse en el derecho un valor importante como era Álvaro Rodríguez. Ahí disputó todos los partidos y fue, con ello, un pilar fundamental en el ascenso a Segunda de los pupilos de Julián Calero, quien confió en él como jugador número 12 en la primera temporada en la categoría, en la que tan pronto sustituía al mencionado Álvaro en el lateral como jugaba algo más avanzado, doblando ese carril.
La salida del hoy jugador del Albacete y la llegada de Areso y Borja González en el verano de 2022 parecían desplazarlo inicialmente en la rotación, pero nada más lejos: Calero siguió encontrándole un sitio, habitualmente en el centro del campo, e hizo de él su séptimo futbolista más utilizado. Sustituido el madrileño al acabar la última temporada, con Bolo la situación no es distinta; puede haber cambiado otra vez de sitio, pero no de rol, puesto que vuelve a ser el lateral derecho lo que más frecuenta y, sin embargo, no ha perdido el paso: ha sido titular en las siete jornadas transcurridas hasta ahora (en una, jugando por la izquierda), signo de que mantiene esa importancia.