Ramírez se jugará el puesto frente al Sporting y el Eldense
El técnico grancanario, pese a tener una temporada más de contrato, ha ido perdiendo crédito ante la afición y también ante la propiedad a velocidad de vértigo y estos dos encuentros van a acabar de decidir su suerte en el Real Zaragoza.
Miguel Ángel Ramírez se jugará el puesto en las dos próximas jornadas frente al Sporting de Gijón y el Eldense en La Romareda. Hasta ahí va a llegar su margen de maniobra. El técnico grancanario, pese a tener una temporada más de contrato, ha ido perdiendo crédito ante la afición y también ante la propiedad a velocidad de vértigo –sólo seis puntos en sus siete primeros partidos, una propuesta y un fútbol lastimosos en muchas fases de los mismos y dos cánticos a coro pidiendo su marcha; lo nunca visto en el club aragonés en sus 93 años de historia-, y estos dos encuentros van a acabar de decidir su suerte en el Real Zaragoza.
Dos goles en los minutos 92 y 94 evitaron la tercera derrota consecutiva del equipo de Ramírez, pero no pudieron tapar, ni tan siquiera disimular, la bochornosa segunda parte frente a un Granada en inferioridad numérica. Este Zaragoza, además de ineficaz, avergüenza por su involución a sus más firmes partidarios y Ramírez ha entrado ya en tiempo de descuento, como tantos de sus predecesores en estas doce campañas en el banquillo de La Romareda, la mayoría con una hoja de servicios escasísima y a los que enseguida les vino grande el desafío del Zaragoza y sus circunstancias.
El despropósito de Los Cármenes ha terminado de encender todas las alarmas y, aunque desde los portavoces oficiales del club, eso sí, con la boca pequeña, el mensaje es de calma y de confianza en una reacción inmediata del equipo, el grado de preocupación entre el grupo inversor que ostenta la inmensa mayoría del accionariado es ahora mismo elevadísimo. Ramírez no ha recibido ningún ultimátum por parte del consejero Mariano Aguilar o del director deportivo Juan Carlos Cordero, sus dos máximos valedores, ni lo va a recibir antes de la visita del Sporting, pero ya se le ve más como un problema que una solución y sólo dos victorias consecutivas le sacarían de la cuerda floja y le volverían a dar un nuevo margen.
Ramírez se presentó en el Real Zaragoza vendiendo modernidad y lanzando reproches a diestro y siniestro, pero su discurso se ha ido apagando a medida que han transcurrido las jornadas y las decepciones. Ha pasado de decir que no le preocupaba la clasificación, toda una frivolidad en un técnico profesional, a admitir que ya no le llega la camisa al cuello: “Esto puede ser. No estamos a la altura. Ahora hay que sacar seis de seis en casa. No nos vale otra cosa”. Y es que no hay nadie más débil que un técnico que no gana partidos y que, además, no le gusta a los seguidores del equipo que dirige.
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El Zaragoza tiene muy mala pinta y de no mediar una reacción inmediata frente al Sporting y el Eldense, un rival directísimo, Ramírez se irá a la calle y estaremos otra vez ante una temporada con tres entrenadores, lo que precipitaría también el adiós de Cordero.
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