Portillo, derroche inesperado
El malagueño está empezando a carburar y ya apunta a pieza clave apenas un mes después de su fichaje fuera de mercado. Ante el Espanyol dio un recital de esfuerzo.
Inesperado es un adjetivo aferrado cual garrapata de talento al nombre de Francisco Portillo y su periplo corto en el Leganés, un club que lo fichó de sorpresa, contra pronóstico y en el que está dando rápido resultado con escenarios también sorprendentes. Fuera de lo habitual. Ante el Espanyol, el pasado viernes, estrenó titularidad y versión trabajadora, lado opuesto de una moneda al sur de la capital ya conocían en su vertiente brillante. Ahora han descubierto la del esfuerzo para derrochar talento.
Fue el suyo un partidazo en una posición llamativa. Borja Jiménez dibujó un 5-4-1 y tiró al Malagueño (33 años) al costado izquierdo. En el derecho jugaba Raba. Dos purasangres, violinistas con el balón a los que el entrenador abulense está sabiendo motivar para jugar también con la azada a cuestas. Le está resultando. Resulta que contra el Espanyol este jugador hasta hace poco más de un mes sin equipo (firmó el 19 de septiembre, libre) se destapó como fundamental.
Y no sólo porque las piernas le dieron para aguantar los 90 minutos, sino porque con sus 71 toques logró un acierto en el pase del 84% (sólo falló 8 pases de 51 intentos) fue motor de una medular que lo conoció no sólo en ese costado izquierdo, sino en casi todas las zonas de la franja ancha. Su mapa de calor parecía un café desparramado sobre una mesa. No había espacio en el que no hubiera pisado.
Derroche en 12,3 kilómetros
Fruto precisamente de esa omnipresencia se destila el dato más llamativo de la estadística con la que se le midió en el encuentro: corrió 12,3 kilómetros hasta ser el pepinero con más distancia en este partido, un dato llamativo si se tiene en cuenta que este futbolista está llamado a ser más constructor que pulmón y que en su equipo juegan alienígenas de tres pulmones como Enric Franquesa, dominador de esta estadística en las 9 de las 12 jornadas disputadas hasta ahora.
Ese es Portillo, un jugador de superior categoría (tiene tres ascensos a Primera en sus botas con Betis, Getafe y Almería) que, sin embargo, ha llegado con la cabeza gacha y la humildad crecida a Butarque, comentan los compañeros que alucinan con su rendimiento en cada entreno. Un movimiento que, además, ofrece a Borja Jiménez una interesante variedad en el centro del campo, toda vez que Portillo puede jugar en casi todas las posiciones de la medular. Incluso las más retrasadas.
“Este año quizá le voy a pedir a Portillo un sacrificio mayor para jugar en una posición un poco más retrasada de lo que está acostumbrado”, confesaba el técnico abulense tras el recital que se dio el futbolista ante el Amorebieta. Salió en el 60′ y le dio tiempo a mandar un balón al larguero o dar la asistencia del 6-0 tras dejar sentado a un rival en la línea de fondo. Fue ante los vascos donde dejó sensación de jugador crecido, pero también de dictador en la media. No obstante, y pese a sólo haber jugado cuatro partidos, ya es el pepinero con mejor porcentaje de pase (88%) y el mejor en campo contrario (89%). Un talento inesperado para un líder inesperado.
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