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La prudencia siempre indica que no se debe escribir o afrontar conversaciones serias cuando se está enfadado, pero la obligación manda. Lo intentaré hacer con contención. Lo visto en Ferrol es un desastre, otra vez, de dimensiones impropias del segundo presupuesto de la categoría, de un recién descendido, del decimotercer conjunto histórico. Cuando parece que el Real Valladolid no puede hacer un ridículo mayor que el del Andorra llega el conjunto de Pezzolano y se marca un “papelazo” como el de Ferrol. El humilde Racing de Cristóbal le volvió a dar un baño al conjunto blanquivioleta en el campo y en la pizarra. Ya lo hizo en el último partido de 2023 en Zorrilla y lo ha vuelto a hacer hoy, como lo hicieron en su momento Borja Jiménez, Rubén Albés o Eder Sarabia.

El encuentro del Pucela, otra vez, fue de más a menos. El punto más alto estuvo en el minuto 6 con el penalti de Alex López a Monchu, que falló Marcos André. Tres penaltis le han pitado a los blanquivioletas y los tres fueron errados. Ver para creer. Y desde ahí cuesta abajo y sin frenos. Lo que podía haber puesto el encuentro en franquicia se convirtió en todo lo contrario. Los pucelanos se empezaron a ver muy superados por los ferrolanos que exploraban los espacios entre centrales y laterales para buscar a Masip hasta que Serrano hizo diana, en la jugada en la que Luis Pérez mide mal primero y luego se lesiona. Después ya llegó la nada más absoluta. Sin Biuk en el campo y con Marcos André siendo más una rémora que una ayuda, los pucelanos sólo dispararon una vez entre los tres palos, en el tiro de Iván Sánchez, porque la ocasión del brasileño ante Cantero era fuera de juego. Demasiado poco para un aspirante al ascenso, pero empieza a ser demasiado habitual.

Y mi estimado lector, sufridor blanquivioleta como yo, estará pensando que este artículo, con matices, ya lo ha leído antes y tiene razón. Porque después de 31 jornadas no hay un plan más que echarle bemoles e ir a presionar, no hay mecanismos ofensivos claros, no se le ponen balones a los delanteros, pese a jugar con dos, no se llega a línea de fondo, los futbolistas no se asocian por dentro y la jerarquía en el centro del campo brilla por su ausencia. Y sí, le puede sonar a usted, estimado, pero en esta ocasión hablo del partido del Racing de Ferrol, que llevaba seis jornadas sin ganar. El Pucela se convierte en el mejor remedio de los problemas de los demás. Sacó de su mala racha, últimamente, al Albacete, al Andorra, a los ferrolanos... y lo que te rondaré morena...

Total que en 31 partidos el Real Valladolid ha perdido 11, en Segunda. Y lo peor no son los números. Lo peor son las sensaciones. No hay plan, no se juega bien al fútbol entendiendo esto como conseguir hacer lo que quieres hacer. ¿Juega bien el Leganés? Sí, porque consigue resultados haciendo lo que se propone. ¿Juega bien el Real Valladolid? No porque su supuesto plan, presionar lo más arriba posible, no le da para ganar partidos. Así que Pezzolano está tocado. No por por todo lo anterior, sino porque si como dice el club quiere subir cuanto antes, alguien debe entender que por este camino no se llega al éxito. Al menos, al deportivo, que es ascender.

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