Pablo Sánchez, el presidente del Levante con corazón blanquivioleta
Palentino de nacimiento, jugó en el juvenil del Real Valladolid, llegando a debutar con el Promesas y coincidió con Rubén Baraja.
El vigesimosexto presidente del Levante, Pablo Sánchez Morante, desde el pasado mes de septiembre, tiene una enorme vinculación con el Real Valladolid. No en vano nació en Palencia, el 23 de febrero de 1974, y se crió en la ciudad del Pisuerga. No sólo eso sino que en sus años jóvenes jugaba en el Pucela y llegó a formar pareja en el centro del campo del juvenil con Rubén Baraja, del que dijo: “Yo era bueno, él era muy bueno”.
El joven Pablo Sánchez dejó el Pucela a los 19 años, cuando jugaba en Preferente, aunque llegó a jugar amistosos con el Promesas, y se decidió a estudiar Ciencias económicas y empresariales en la UVA como contó en entrevista exclusiva en As el pasado mes. Después se fue a realizar un Erasmus a Bélgica y conoció a su esposa, una valenciana que estaba en Francia. Al terminar la carrera el palentino se mudó a Valencia a buscar trabajo, donde estuvo trabajando en banca durante unos años, en banca de empresas, hasta que asumió el negocio familiar de su suegro (la empresa Van Hessen Cotripiel) hasta hoy, cuando se considera un valenciano más con tres hijos nacidos allí.
Lo más curioso es que el corazón blanquivioleta le viene también de familia. Su padre, Manuel Sánchez, también jugó en categorías inferiores del Real Valladolid e, incluso, fue internacional en categoría juvenil por lo que ambos están siempre pendientes del Pucela, aunque mañana no tendrán el corazón dividido. Tras entrar en 2018 en el Consejo de Administración desde el pasado mes de septiembre es el presidente del Levante, que necesita la victoria. En la próxima jornada ya volverá a preguntar por el resultado del Pucela, pero mañana su corazón será sólo granota.
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