Oviedo y Sporting se juegan un derbi mexicano

A Pachuca y Orlegi, Jesús Martínez y Alejandro Iraragorri, les une una pasión, el fútbol, y les separa una dura rivalidad acentuada tras años de competencia (deportiva y de negocios) en México. Son, para muchos, los dos dirigentes más avezados en el fútbol mexicano. La pugna entre los dos grupos empresariales entró el pasado verano en una nueva dimensión. Asturias fue sacudida por la lluvia de millones de pesos mexicanos que en apenas dos semanas hizo que el Sporting y el Oviedo pasaran a nuevas manos, con Orlegi y Pachuca al frente de los clubes. Este sábado, con un Tartiere abarrotado, ambos proyectos dirimirán su primer duelo directo. Un derbi con chile mexicano.

En el caso del Oviedo, local en el clásico asturiano, el acento azteca ya existía. Carlos Slim se convirtió en 2012 en máximo accionista azul a través de Carso. Logró el ascenso a Segunda y, clave esto, eliminar la deuda azul. Pero se atascó en su afán por alcanzar Primera y en verano echó mano de su agenda telefónica para tirar de un viejo conocido.

Pachuca ya había trabajado con la gente de Slim en México conquistando títulos. Aterrizó Jesús Martínez, su hombre fuerte, en verano con las ideas claras: construir un equipo fuerte que aspire al ascenso, sí; pero también mirar al futuro: la ciudad deportiva aparece como prioridad.

Los nuevos dueños asumieron un proyecto ya lanzado, pero fueron implementando su toque personal. Lo primero, un presidente; Martín Peláez, a los mandos. Dicen que ha sido clave para recuperar las buenas relaciones entre Oviedo y Sporting, rotas en las últimas campañas. Tampoco les ha temblado el pulso para tomar decisiones drásticas: como cuando despidieron a Tito y Bolo, director deportivo y entrenador, tras 11 jornadas.

La llegada de Pachuca, y a pesar de los resultados negativos del inicio, ha creado un clima de ilusión. Supera el club los 19.000 abonados y se espera que con la campaña de la segunda vuelta se llegue a los 20.000. El equipo ha retomado el pulso de la mano de Cervera y ya no se mira hacia abajo: se sueña con el playoff.

El derbi será el punto álgido del curso. Lo ha entendido Pachuca que ha incentivado con campañas la asistencia, cerca ya de colgar el “no hay billetes” en las taquillas. Para Martínez y sus hombres, la piquilla con Orlegi se gesta ahora un nuevo escenario.

Ilusión rojiblanca

En Gijón, Orlegi Sports quiere culminar con un triunfo en este partido una primera etapa de un desembarco en el Sporting que ha resultado espectacular e ilusionante para el aficionado. Muchos reclamaban desde hacía mucho tiempo el fin de la era Fernández y ésta llegó casi sorpresa al inicio del pasado verano. El mismo día que cerraba la compra del paquete accionarial en Madrid, el 28 de junio, Alejandro Irarragorri se presentaba en Gijón para dar a conocer su proyecto.

Desde entonces, han pasado casi seis meses de continua transformación del club. Los precios de los abonos, los más altos de la categoría, quizás ha sido el único punto negro o discutido de la nueva gestión en este tiempo. Pero la afición recogió el guante mexicano y asumió la necesidad de arrimar el hombro para configurar un equipo competitivo en torno a la figura de Abelardo. El resultado fue la recuperación de abonados hasta elevar de nuevo al número a los 19.800.

Orlegi, Alejandro Irarragorri, a través de David Guerra -su brazo ejecutor en Gijón-, no ha hecho más que vender ilusión para un proyecto con dos ejes fundamentales, la remodelación de Mareo y la candidatura de El Molinón para ser sede del Mundial-2030. Aquí, los nuevos dueños del Sporting han elevado el tiro para involucrar a toda Asturias en la búsqueda de ese objetivo, incluidos Oviedo y el Real Oviedo. El derbi será otro paso más en estos nuevos tiempos para los grandes del fútbol asturiano.